10. SACA UNA CARTA

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Roxana

No sabia como había llegado a mi cama solo me acordaba que estaba en la fiesta bailando con Johnny y nada mas.

Me dolía un montón la cabeza así que no me levantaría de la cama hoy, de repente siento un jalón en mi pie derecho. 

– despiértate, despiértate, despiértate – me habla una voz femenina. 

– no, no me quiero levantar – digo acurrucándome mas en mi cama. 

– Roxana tienes que levantarte – me volvió a hablar aquella voz, sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo al darme cuenta de quien era, cuando siento su mano en mi pierna reacciono de mala gana dándole una patada. 

– ¡AH! – grito, ella se cae y un segundo después apareció la señora Mariana haciendo un escándalo porque su amada hija estaba en el suelo.

Yo realmente no quería verlas a las dos. 

– Roxana que te levantes y le pidas disculpas a tu hermana – me ordeno aquella mujer. 

Yo ignore su mandato – ¡que te levantes! – me volvió a mandar. 

Yo estaba muy malgeniada – ¡¡NO ME QUIERO LEVANTAR DÉJENME TRANQUILA!!   – le grite con mucho enojo.

Yo no me había percatado que mi papá estaba en la puerta de mi habitación. 

Cuando miro, noto su gran enfado – ¡¡¡ROXANA FERRER!!! – me llamo papá. 

El solo me llamaba así cuando realmente estaba enfadado con migo – levántate – me ordeno. No dude en ponerme en pie aunque mi cabeza me retumbara – ahora discúlpate con tu mamá y tu hermana – me volvió a ordenar papá. El me podía pedir cualquier cosa pero eso no lo haría.

– no – le respondí mirándolo directo a los ojos. 

– ¿como? – me pregunto él. 

– no lo haré – dije en tono firme. El me miro con mucho enojo, se acercó a mi y tomo mi bolso sacando mis tarjetas de crédito. 

– estas castigada hasta que te disculpes con tu mama y Lucía ¡olvídate de tu mesada! – me dijo papá con tanta firmeza que hasta me dio miedo.

Él nunca me había castigado en toda mi vida pero ahora lo estaba haciendo. 

– ¿QUE? – dije algo desubicada. 

– como escuchaste estas castigada – me recalco saliendo de mi habitación. No podía dejar que papá se llevara mis tarjetas tenía que hacer cualquier cosa para impedirlo, solo pensé en hacer un berrinche ya que siempre funcionan con el.

Corro hasta alcanzarlo y le ruego. 

– papá no me quites mi mesada quítame otra cosa por favor ¿si? – le digo con una cara de perrito herido.

– no – me responde. 

– pero papá no es justo – le digo echándome en el suelo. 

– nada de lo que hagas me hará cambiar de opinión Roxana –  

– pero papito – hablo con unas cuantas lágrimas en mis ojos.

Vi como papá casi se rinde al verme llorar, así que seguiría hasta que el me diera mis tarjetas. De repente aparece el imbécil de Eric con una camisa sin abotonar. No sé porque se veía tan bien.

Me pareció tan atractivo hasta que abrió la boca y me pregunto cuantos años tenia, no lo insulte porque estaba papá y si decía algo me metería en mas problemas.

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