CAPITULO 2

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Alonso.

Varios puede que tengan razón y sea un maldito adolescente calenturiento que solo anda en busca de meterse dentro de las bragas de alguna chica, pero me da lo mismo, las chicas de mi edad ya no me complacen me dio por buscar maduras... aunque con Kendra estaba por una apuesta con mi amigo Jos. "Te apuesto a que no te coges a la directora" fueron sus palabras, así que lo hice ese mismo día, no fue difícil, un par de sonrisas, un par de caricias y estaba encima de su escritorio dándome acceso a hacerla tocar el cielo.

-Quedamos que esto se había acabado. ¿Qué quieres?

-A ti-se acerco pero la aleje tomándola por los hombros-.

-Ya basta Kendra, esto se acabo.

-Entonces te expulsare.

-me acerque lo suficiente para rozar sus labios-. No puedes hacer eso, no serias nadie sin mí-mordí ligeramente su labio inferior-, sé que aunque sea quieres verme cerca de ti.

-Eres un experto en hacerme cambiar de opinión-hizo que la soltara y camino hasta su escritorio-. Pero no creas que por eso dejare que te escapes tan fácilmente, tú también necesitas de mí-se sentó en la silla y se cruzo de piernas-. También me deseas.

-me senté en el escritorio frente a ella-. Tienes razón, pero yo puedo conseguir a alguien que me haga sentir mucho mejor que tú, en cambio tú-puse mi mano en su rodilla y la empecé a subir-, ni en un millón de años encontraras a alguien que te haga gritar tanto como lo hago yo-llegue a la orilla de su vestido-con una simple caricia-ella cerró los ojos al sentir que mi mano seguía subiendo-.

-Disculpe, señorita...

Kendra rápidamente se puso de pie mientras yo me levantaba del escritorio y caminaba hacia la ventana dándole la espalda a la reacción de la asistente de la directora.

-Aimé, te dije que estaba ocupada.

-Lo siento, señorita, pero tiene una llamada.

-Alonso... hablamos luego. Retírate.

-... Claro.

Salí de ahí luego de hacer que Aimé se sonrojara con una simple sonrisa. Fui al salón de nuevo. Las malditas miradas de todos estaban sobre mí. Genial.

Cuando la clase concluyo, me dirigí a mí casillero y metí mis cosas ahí para luego sacar las de mi siguiente clase.

-Hola.

-Hola Sam.

-¿Pasa algo?

-No, ¿Por qué?

-La directora y...

-Ah no, es algo cotidiano, tranquila.

-Es que... me dijeron que...

-¿Qué cosa?

-Que tú y la antigua maestra de psicología... no, olvídalo es una tontería.

-¿Qué ella y yo teníamos una relación? no es una tontería, es verdad ¿Quién te lo dijo?-dije poniéndome serio-.

-Eh... na-nadie...

-¿Fue Fátima?-me miro y se quedo callada por unos segundos, luego asintió-. Mierda.

-Pero no te enojes con ella, fue...

-Ella lo hizo por molestarme... desde que terminamos hace eso cada vez que me ve con una chica.

-¿Quieres decir que Fátima y tú...?

-Así es, fuimos novios pero solo un mes... nada serio.

-¿Es...tu ex?

-asentí-. Supongo que ya son amigas.

-Algo así... entonces tú...

-Oye, no pienses lo mismo que ellos, no soy un mujeriego... mi relación con Kendra fue... en otras condiciones. Soy como cualquier chico.

-No, no lo eres, tal parece que eres mejor. Me alegra que Alan me haya molestado esta mañana, de lo contrario no te habría conocido-sonrió cálidamente, note que en sus mejillas aparecía un leve tono rojo-.

-Vaya-cerré el casillero-... es un consuelo.

-¿Amigos?-tendió su mano hacia mí-.

-Claro-la tomé-. Tengo clase, te veo a la salida.

***

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