CAPITULO 24

8.6K 344 6
                                    

Alonso.

¡Carajo! ¿Por qué no puedo sacarme de la cabeza a Samanta...? aun siento sus caricias, sus palabras. Joder, Alonso, debes olvidar todo lo que paso esa noche, son cosas que pasan, es normal que... no, claro que no lo es, me acosté con mi mejor amiga y no es cosa que se va a olvidar tan rápido, menos porque... porque no puedo sacármela de la cabeza; he tenido muchas noches con muchas chicas pero la noche con Sam fue diferente, no la sentí como esas otras; realmente sentí que ella se entrego en cuerpo y alma y... yo, ¿yo lo hice? ¿Fue solo sexo lo que tuvimos esa noche? O realmente... la quiero más de lo que quiero admitir.

-Alonso... Alonso te estoy hablando.

-Eh... ¿Sí?

-¿Te aburro?

-Por supuesto que no-bese sus labios-... me aburriría de muchas cosas menos de ti, hermosa.

Se levanto de mi lado y se monto sobre mis piernas, paso sus manos por mi cuello y después empezó a besarme, con mis manos contra su espalda la junte más a mí pecho, esto hizo incluso que sintiera los latidos de su corazón. Tenía miedo. Lo note gracias a sus besos débiles y sus torpes caricias. Me aleje de ella y sonreí sobre sus labios.

-¿Qué haces?

-Besarte...

-Y-bese su cuello-... ¿Qué tramas?

Llevo sus manos a los primeros botones de su blusa y los desabrocho. Vi como trago duro por su garganta. Tomo mis manos y las puso sobre sus pechos.

-Quiero estar contigo... quiero que me acaricies, lo necesito.

-Eh... y-yo...

-Te amo, Alonso y quiero demostrártelo.

-Pero no es necesario...

-Sí, sí lo es...

-Claro que no, nena. Basta con que me lo digas, no necesitas demostrarme nada.

-Pero quiero hacerlo...

-abroche los botones de la blusa y puse mis manos en su espalda-. Te quiero, ¿Okey?

-Yo...

-Es suficiente con saber que estás conmigo, no es necesario acostarte conmigo para... saberlo.

-Es que Sam... Ella y Jos...

-¿Acaso quieres ser como ella?

-Eso sería imposible... ella es una chica muy linda y...

-Y tú, eres mi novia, eso te hace mejor que ella.

-Pensé que te gustaba ella.

-¿Por qué pensaste eso?

-Ella... bueno, las escuche hablando el otro día, antes de la fiesta... Fátima dijo que las miradas que se daban eran más que obvias... que se gustaban.

-Entonces... no quieres demostrarme que me amas, lo que quieres es que yo te lo demuestre.

-N-no, yo...

Besé sus labios mientras apretaba sus muslos contra mí. Abrazo mi cuello para atraerme más a ella, subí mis manos por su espalda junto con su blusa para poder sentir su piel en ellas; el sonido de la puerta abriéndose nos hizo alejarnos, Aranza se sentó a un lado de mí como si nada hubiera pasado.

-¿Alonso? No esperaba que vinieras temprano.

-Ya viste que sí.

-miro a Aranza-. ¿Quién es tu amiga?

-Es mi novia, Aranza, Aranza, mi mamá.

-Es un gusto, señora.

-Bien, ¿De qué motel la sacaste?

-Vamos, Aranza, te llevo a tu casa.

-Claro.

-Muévete-dije al pasar por un lado de mi mamá-.

Salimos de la casa y nos subimos a mí auto. Puse mi cinturón y suspire pesadamente.

-Que linda es tu mamá...

-No uses el sarcasmo conmigo.

-¿Vamos a otro lado?

-¿Dónde tienes en mente?

-A las afueras, cerca del lago ¿Te parece?

-mordí mi labio inferior-. De acuerdo.

*

Sus manos sujetas sobre su cabeza, el pasto realmente largo nos cubría completamente de la gente que pasaba, de manera involuntaria movía su cuerpo contra mí, haciendo que el deseo se propagara por todo mi cuerpo. Comencé a desabrochar su blusa lentamente, botón por botón. Solté sus manos y las deslizo por mi pecho hasta el broche de mi pantalón. Descubrí su vientre e hice círculos con mi dedo en él. Deje sus labios y bese su cuello, descubrí su hombro y baje depositando besos hasta él, luego hacia su pecho mientras ella tiraba delicadamente de mi cabello; desabrocho mi pantalón y me dio espacio para estar entre sus piernas. Quería ser delicado con ella así que pase mi mano por su pierna lentamente antes de ir hacia su feminidad. Acaricie por encima de sus bragas y después las hice a un lado, baje un poco mis pantalones y mis bóxers y empecé a entrar en ella lentamente. Se aferro a mí camisa fuertemente así que me detuve.

-¿Estás bien?

-Sí... por favor, sigue...

-Si no quieres paro, Aranza, no tienes que hacerlo...

-Joder, sigue...

Entre completamente en ella. Decidí moverme con lentitud y mirar de vez en cuando hacia los lados para cerciorarme de que algún policía no nos viera. No sé si realmente me sentí mal, es decir, ella piensa que le hice el amor, por otro lado no podía dejar de imaginar cuando estuve con Sam, luche infinitamente para siquiera borrar su rostro de mi mente. Aranza no se merecía que pensara en alguien más estando con ella, si ella cree que le hice el amor, que lo siga creyendo.

Minutos después me aleje de ella y acomodamos nuestra ropa, me recosté viendo las nubes mientras ella lo hacía recargada sobre mi pecho. Por lo menos pude dejar de pensar en Sam mientras estaba con Aranza pero en cuanto deje de besarla sus ojos volvieron, su mirada, su voz volvió a resonar en mi cabeza. Joder, ¿Por qué es tan complicado olvidarme de ella?

-Esto fue maravilloso, Alonso... tú eres maravilloso.

-¿Sabes?-volteo a verme-. Esto fue lo más arriesgado que he hecho en mi vida.

-¿Qué cosa?

-... Hacer el amor al aire libre.

-¿Dijiste hacer el amor?-su mirada de lleno de brillo al decirlo y una resplandeciente sonrisa lleno su rostro-.

-¿O no hicimos eso?-se acerco y me beso tiernamente mientras yo la abrazaba atrayéndola hacia mi-.

-Creo que debo irme-dijo una vez que nos alejamos. Nos levantamos del pasto y me dispuse a llevarla a su casa. La dejé a una cuadra ya que su padre me odia. Espere a que entrara para retirarme. Maneje hasta mi casa para descansar, eran las ocho de la noche y mañana tenía que despertar temprano. ¡Diablos, la tarea!

¿AMIGOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora