CAPITULO 14

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Sam.

Cerré la puerta lentamente, tratando de no hacer ruido. Pensé que lo había logrado pero... no. Me gire y vi a mis padres cruzados de brazos viéndome. Esperando una respuesta de donde había pasado la noche.

-Hola-dije sonriendo-.

-¿Dónde estuviste?

-Con Jos.

-¡No nos mientas!-grito mi padre-.

-Tranquilo-dijo mi mamá-. Hablamos con Jos anoche y dijo que te habías ido con Alonso a mitad de la fiesta. ¿Dónde estabas?

-Pues si Jos ya les chismeo ¿Para que me preguntan?

Mi papá se acerco a mí de manera feroz. Me miro e intento decir algo pero sus palabras fueron reemplazadas por una fuerte bofetada.

-¡Charles, no, así no vas a arreglar nada!

Mire a mis padres con mi mano en mi mejilla. Mis ojos ardían. No quería llorar. No después de todo lo que ha pasado.

-Sam... Ve a tu habitación, ya te alcanzo. Tenemos que hablar.

Me limite a asentir, ya que si hablaba las lágrimas inundarían mi rostro. Llegue a mí cuarto y avente la puerta para cerrarla pero no lo hizo. Me gire y vi a mi mamá ahí, sosteniéndola.

-¿Cuántas veces te he dicho que no azotes la puerta?

Rodee los ojos y le di la espalda para avanzar hacia la ventana. Me detuve ahí viendo hacia afuera.

-¿Qué te paso en el cuello?-dijo tranquilamente. Lleve mi mano a la marca roja que Alonso me dejo anoche, creí que ya se había borrado-. Y no me salgas con que es una alergia... he visto miles de esas en el cuello de tu hermana.

Sí, claro. A mí hermana nunca le llaman la atención por llegar tres días después de una fiesta o por llegar con marcas rojas sobre todo su cuerpo pero a mí sí.

-Carajo-dije en voz baja-.

-¿Qué dijiste?

-¡Carajo, eso dije, no es posible que me traten como una puta solo por llegar un día después de una fiesta!

-¡Nadie te está tratando como una puta, Samanta, no sabes lo preocupados que estábamos, ni una llamada, nada, no hiciste nada para decirnos que estabas bien!

-Se me acabo la pila ¿Qué querías?

-Además, ¿Qué hacías en casa de Alonso?

-¡Solo fui a hablar con él, mamá!

-¡Ah, y hablar con un amigo tuyo consiste en besuquearse y dejarse marquitas en el cuello!

-¡Ay por favor, como si fuera la primera vez que ves algo así, lo miras todos los días en Jessica, así que no me vengas con lecciones de moral!

-¿Entonces es cierto? ¡Date a respetar, Samanta, tienes novio!

-¡Sí, tengo novio! ¡¿Y qué?! ¡Al fin y al cabo es mi vida, mi puta vida!

-¡No me hables así, Sam!

-¡Me importa un carajo como te hable, mamá, estoy harta de que me traten como una tonta, como una chica que no sabe nada del mundo exterior, te diré, soy mayor que Jessica y a ella la tratan como si fuera una santa, como si acostarse con viejos por dinero fuera la gran cosa!

-¡Deja de hablar así de Jessy!

-¡¿Ves?! ¡De eso estoy hablando, de nuevo defendiéndola! ¡¡Y si te consuela saberlo, sí, si me metí con Alonso, me moría por hacerlo desde hace mucho, es más me tocaba pensando en él, algo más que quisieras saber para agregar a tu historial de chismes de mi en tu grupo de amigas, si no es así hazme el grandísimo favor de largarte de mi cuarto y dejarme en paz el resto de mi vida!!

Abrió mi armario y saco una pequeña maleta de ahí. Tomo mi ropa y la echo ahí.

-¿Mamá qué haces?

Me tomo por el brazo y me saco de mi habitación. Bajo las escaleras, prácticamente, arrastrándome hacia la salida.

-¡¿Qué carajo haces?!

-¡No te quiero ni un día más aquí, lárgate!-me aventó fuera de la casa-.

-Pero mamá...

-¡Cállate, ahora lárgate si no quieres que llame a la policía!

-¡Ah, ahora me trataras como una delincuente, es increíble! ¡¿Sabes qué?! ¡Jodete, y jodanse todos los que están por sus ventanas viendo el espectáculo, disfrútenlo, hijos de puta!

Tome la maleta y me di la vuelta. La arrastré unas cuantas cuadras y luego caí de rodillas llorando sobre esta. Estuve ahí por unos minutos y después me levante y camine a casa de Fátima. No estaba lejos así que me ahorraría el poco dinero que me había quedado de la noche anterior.

***

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