CAPITULO 16

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Alonso.

Subía y bajaba mis dedos sobre la mesa. Estaba solo en casa con mi madre, la cual estaba arreglándose para recibir a sus amigas. Tenía una taza de café humeando frente a mí. Sam se fue sin decirme nada. Quizá aun se sentía incomoda por la noche anterior.

-Alonso, ¿Cuántas veces te he dicho que no andes en pijama por la casa?-dijo mi madre entrando al comedor poniéndose los accesorios, aretes, collar, etc.-. Odio ver a mí hijo en camisa y pantaloncillos por el comedor.

-Ya mamá, nadie vendrá a verme.

-A ti no, pero a mí sí, y sabes que detesto que mis amigas se queden viéndote como algo de comer.

-¿Eso hacen?-dije sonriendo-.

-Solo vístete o desaparece antes de que lleguen.

-Sí, señora.

Tome la taza de café y la lleve a mí boca. Le di un sorbo, dejando un poco de crema en mis labios. Lo lamí y mire a mí madre quien estaba frente a mí con las manos en la cintura.

-¿Qué?

-Es sábado. ¿Qué haces aquí?

-Tuve una noche pesada.

-Mjm, lo note.

-¿Eh?

-Lleve a tu amiga a su casa por la mañana. La descubrí tratando de salir por la puerta de la cocina como una ladrona-se sentó a mí lado-. Se veía devastada.

-No entiendo porque-le di otro sorbo al café-. Tuvo una buena noche.

-No puedo-la mire alzando una ceja-... aunque quiera no puedo entenderte.

-¿Qué quieres entender? O más bien ¿Por qué de pronto te dio por querer entenderme?

-Eres mi hijo... siempre he querido entender esa vida tuya pero... no me es posible.

-No es tan difícil. Solo mira la vida de mi papá para comprenderla.

-Okey. Sé de que hablas cuando mencionas a tu padre pero... ¿Por qué? No tienes que ser como él.

-Mamá, no quiero tener la plática.

-Te metías con tu directora-la mire con sorpresa, ¿Quién se lo había dicho?-... hay que ser ciego para no darse cuenta.

-Pues tú eres muy ciega. Por eso me pregunto el ¿Cómo lo sabes?

-suspiro pesadamente-. Los vi juntos, hace poco más de un año. Iban tomados de la mano entrando a un edificio de departamentos muy lujoso-asentí y me escude en mi café nuevamente-. No me molesta eso... al contrario, lo deje pasar con el pensamiento de que... era obvio que te atraería una chica como ella.

-Ajam... continua, esto se pone interesante.

-Que arrogante eres, Alonso.

-¿Arrogante? No soy arrogante, soy realista. Realmente a ti no te interesa nada de lo que yo hago, así que deja de hacerte pasar por la madre preocupada que no te queda.

Tome lo que quedaba de café y subí las escaleras.

-Aunque no creas... me interesas-me detuve y la mire desde arriba-. Sé que no hemos sido muy buenos padres contigo y me doy cuenta de que buscas cariño con mujeres, Alonso, aunque eso consista en lastimarlas. Esa chica, Sam, es una buena niña que estuvo contigo porque realmente te quiere-rodee los ojos-, está en ti darte cuenta de que también la quieres.

-Escucha bien, mamita querida-baje las escaleras y me detuve frente a ella-, Samanta no me interesa ¿Okey? No te comportes como si supieras lo que pasa en mi cabeza, no puedes saber quien me quiere y quien no, porque ni siquiera puedes quererme tú... así que déjame en paz y cierra la boca como siempre lo has hecho cuando estas enfrente de mí... te ves mejor.

Di unas palmaditas en sus mejillas y subí a mí habitación. Entre a la ducha y me di un baño de 5 minutos. Salí y me vestí con un pantalón de mezclilla y una camisa negra de botones, la doble de las mangas hasta los codos y me puse tenis que combinaban con el pantalón. Peine mi cabello y salí luego de tomar mi celular y las llaves de mi auto. Cuando llegue a la planta baja mire a mí mamá con sus dos amigas.

-Buenos días.

Me limite a decir y salí de la casa. Subí a mí auto y conduje al cementerio. Cuando llegue compre dos ramos de rosas y entre. Camine entre las tumbas viendo los nombres de cada una de ellas. Veía gente mayor. Niños. Bebés que ni siquiera nacieron. Llegue al final del cementerio y me arrodille frente a una tumba específica. Esta tenía unos decorados hermosos y dos floreros a los lados de la lapida. Coloque un ramo de rosas en cada florero, sacando una de cada ramo. Me senté en el suelo al lado de la tumba.

-Hola... ya sé, vas a decir que hasta que me digno a venir... lo siento-pase mi mano por la placa de su nombre-... Melissa, hoy son 4 años de que te fuiste... no pude defenderte... debí... debí ser más fuerte y luchar contra mi padre al separarnos... perdón.

Me gire hacia la pequeña lapida al lado de Melissa y deje las dos rosas sobre esta.

-Perdónenme ambos... fui un cobarde...

-¿Hola?-limpie mis lágrimas y me gire a ver quién era-. ¿Alonso?

-Hola, señora Parnel.

-¿Viniste a ver a...?

-Sí... lo siento, ya me iba.

-Alonso espera.

-No, en serio, tengo que...

-Quiero hablar contigo.

-D-dígame.

-Sé que no fue tu culpa lo que le paso a mí hija, eran unos niños cuando esto pasó.

-Sí, bueno... no quiero hablar de eso.

-Tenemos que... ella me dijo algo antes de morir.

-¿Qué le dijo?

-Que te amaba... que no quería que tú te ataras a un recuerdo... quería que fueras feliz.

-Lo soy.

-No, no lo eres... no te lo permites.

-Mire, no estoy de humor ¿Okey? Lamento lo que le hice pasar. Yo nunca pensé que Melissa estuviera... embarazada, mucho menos que abortaría.

-tomo mis manos y sonrió-. No teníamos dinero para mantener a ese bebé. Ella solo pensó en que no quería que el fruto de su amor por ti sufriera. Trato de hacer el bien... y le fue mal.

-Y-yo... yo tengo que irme.

Solté sus manos y camine hacia la salida. Llegue a mí auto y me quede unos minutos ahí. Suspire y me retire de ahí.

¿Cómo estará Sam?

Puse marcha a su casa. Cuando llegue su madre iba saliendo. Baje del auto y camine hacia ella.

-Disculpa... ¿Está Sam?

-No.

-Oh... Okey...

-Alonso... ¿podemos hablar?

-Es que tengo prisa...

-¿En encontrar a mí hija? debe andar de golfa con algún otro tipo.

-¿Qué?

-Soy madre, Alonso. Sé lo que pasa.

-Mire lo...

-No, no necesito detalles. Ya me los dio ella.

-Eso fue un error.

-¿Eso crees? ¿Crees que lo que paso con Samanta fue un error?

-Lo fue.

-Okey... ¿y ella lo sabe?

-Ella fue la primera en decirlo. Con permiso-camine de vuelta a mí auto-.

-Fátima-la mire de nuevo-... lo más seguro es que la encuentres con Fátima.

-asentí-. Gracias.

***

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