CAPITULO 26

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Sam.

Llegamos en su auto a casa de Fátima y nos bajamos su un gran e incomodo silencio. De esos silencios que duran cinco segundos pero que sientes que duran días. Abrí la puerta con el juego de llaves que Fáti me había dado y entramos a la sala. Nos sentamos cada uno en un sofá y yo empecé a jugar con mis dedos, como siempre que estaba nerviosa. Él solo se me quedo viendo esperando a que hablara, ya que yo era la que necesitaba hablar con él pero no sabía cómo empezar. ¿Debía reclamarle el haberse acostado con su novia? Es ilógico, en todo caso ella debía reclamarme a mí, incluso golpearme con algún palo con clavos, eso sería lógico pero lo mío no, estoy loca. Ni siquiera sé si lo que realmente quería era reclamarle o estar a solas con él. Joder.

-¿Y bien?

-¿Eh?

-Dijiste que teníamos que hablar, y al parecer yo no sé de que. Así que habla.

-Oh, sí... es sobre Aranza.

-Ah, ya les conto.

-Sí, lo hizo... no pensé que tú y ella iban a... tan rápido.

-Pues no sé... ella empezó a insistir mientras estábamos en mi casa que... no pude dejarla con las ganas, si sabes de que hablo-alzo una ceja mientras sonreía pícaramente-.

-No, Alonso, no sé de que hablas-me puse de pie y me acerque-. Eres un idiota, es lo que sé, estás jugando con ella.

-No estoy jugando con ella.

-Le dijiste que habían hecho el amor, tú y yo sabemos a la perfección que tú no haces eso. Lo único que haces es engañar chicas para tener sexo fácil y luego votarlas. ¿Eso harás con Aranza? Porque si es así no te lo voy a perdonar, ¡nunca!-me aleje de él para salir de la casa pero su mano cerró la puerta de nuevo, me giro hacia él con brusquedad y coloco ambas manos a los costados de mi cabeza-. ¿Qué haces?

-¿Qué hago? Lo que me trajiste a hacer.

-¿Qué?

-Vamos, Sam, ambos sabemos que no me trajiste hasta aquí para hablar de Aranza, porque para hacer eso está la escuela... querías privacidad conmigo. ¿Para que?

-Estás loco, yo ya no quiero nada contigo-trate de alejarlo pero no se movió ni un centímetro-. ¡Mueve...!

¡Joder! Me beso, esta besándome. En cuanto abrace su cuello me tomo por la cadera haciendo que nuestros cuerpos se juntaran. Sentí su erección en mi vientre, lo cual hizo que la excitación por él me inundara completamente. Me levanto haciendo que enredara mis piernas alrededor de su cintura y me golpeo fuertemente contra la puerta. Un gemido fuerte se escapo de mis labios. Alonso unió su lengua con la mía, haciendo así que el beso subiera de nivel, me bajo y llevo mis manos sobre mi cabeza y las sujeto con una mano mientras con la otra desabrochaba el botón de mi short y metía su mano dentro. Me hizo arquear mi espalda al sentir su mano en mi; dejo mis labios y empezó a mordisquear y besar mi cuello, dejando libre mi boca para que mis gemidos inundaran la casa. Dejo mis manos caer sobre sus hombros y empezó a apretar uno de mis pechos. Me agarre fuertemente de su camisa con mis manos, haciendo que mis nudillos se pusieran blancos. Las piernas las sentía flaquear, sentía que en cualquier momento me caería al suelo. Luego de unos minutos su otra mano salió de mi short y subió por el costado de mi vientre, subiendo mi blusa poco a poco mientras atrapaba mis labios de nuevo.

Lanzo mi blusa hacia atrás de él cuando la hubo quitado. Dejo mis labios nuevamente e hizo un camino de besos desde mi cuello, pasando por mi pecho, vientre y terminando en mis piernas. Beso lentamente mis piernas mientras bajaba mi short. Tengo que detener esto, ¿Qué tal que Fátima llega? Carajo, no puedo pensar sintiendo sus besos sobre todo mi cuerpo. Mi short llego al piso. Sentí su aliento mentolado sobre mi feminidad haciéndome retorcer aun más.

-A-Alonso... espera...

Obvio no se detuvo, sus manos acariciaban mis muslos. No es justo, yo estoy casi desnuda y él nada. Lo levante tomando sus manos y empecé a desabrochar su camisa sin dejar de verlo a los ojos. Termine y le saque la camisa mientras pasaba mis manos por sus brazos. Volví a tomarlo por el cuello para atraerlo y besar sus labios, sus manos subieron por mi espalda hasta el broche de mi sostén. Lo dejo caer a mis pies y me junto más hacia él, sentí su pecho contra el mío y sus labios en la curvatura de mi cuello. En ese momento mande todo al diablo, algún día Aranza y Jos se enteraran de lo que pasa entre Alonso y yo, solo Dios sabe cuándo será y si tiene que ser hoy, que sea.

-Vamos a la habitación-le susurre en su oído-.

Me miro sonriendo y negando, por un momento creí que su respuesta sería no, pero me levanto del suelo y empezó a subir las escaleras. Me preocupaba que alguien llegara y viera mi ropa por todo el piso, pero el contacto de sus labios con los míos me hicieron olvidarlo.

Llegamos a una habitación, no supimos cual era, solo pateo la puerta para cerrarla y me puso sobre la cama para luego desabrocharse el pantalón y empezar a besarme de nuevo. Esto está tardando mucho, como pude me gire y quede sobre él, tire de su pantalón hasta dejarlo en el piso. Bese sus labios mientras él sujetaba mi cabello hacia un lado, me empecé a mover sobre su erección haciendo que se excitara aun más. Sus manos empezaron a tirar de mis bragas hasta que me las quitó, procedí a quitarle el bóxer. Se coloco la protección y se puso de nuevo sobre mí para entrar de un solo golpe en mí, haciendo que gimiera, casi gritara, encaje mis uñas en su hombro, pero él no se inmuto ni un poco. Joder, esto es la mismísima gloria.

***

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