CAPÍTULO 50

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Alonso.

Joder, si sigo mordiendo este lápiz terminaré por comérmelo. No teníamos clase pero no estaba de humor para salir.

Creo que esto no esta funcionando. Lo mejor para todos seria que yo me apartara y los dejara ser felices, total, ya Sam dijo que no soy un hombre que valga la pena.

-Hola, Alonso.

Dirigí mi mirada hacia ella. Aranza estaba ahí sentada mirándome como siempre lo hacia, con anhelo, con ternura en sus ojos. Aun así no olvido lo que le hizo a Sam.

-¿Qué te comió la lengua el gato?

-No molestes.

-Uy, tranquilo. ¿Qué te he hecho para que estés molesto? En todo caso la que debería estarlo soy yo, por dejarme por Sam.

-Yo no te deje por nadie, mucho menos por Sam.

-Tus labios son muy sexies cuando te molestas.

-Eres imposible-cruce mis brazos sobre la mesa y baje la cabeza.

-Te dije que te iba a recuperar, y eso quiero hacer.

-Escucha, Aranza, yo no te quiero ¿okey?

-Lo tengo claro. Y ¿sabes? Me importa una mierda-giro mi rostro hacia ella y junto sus labios con los míos. Trate de alejarme pero la imagen de Sam con Jos me grito que no. Seguí besándola lentamente hasta que el beso se intensifico y de un salto ella quedo sobre mi, sentada a horcadas en mis piernas. Lleve mis manos a sus piernas, traía la diminuta falda del uniforme de porrista. Comenzó a moverse sobre mí haciéndome excitar más.

-Alonso-escuche débilmente en la entrada. Era Sam.

-Sam-me levante haciendo que Aranza se quitara de encima-...

-Vaya, Aranza, lo lograste, le quitaste a Kendra el premio a la más zorra.

-No se que te quejas, ustedes no son nada, y planeo recuperar a mi novio.

-Suerte con eso. Y Alonso, pensé que eras diferente...

-Trate de serlo, pero me di cuenta que si cambio solo me lastimarán. Es mejor fingir que no se tiene un corazón.

Se dio media vuelta y se retiró.

-¿Y bien? ¿Volvemos?

-No, Aranza... Tenias razón, te deje por Sam, porque estoy perdidamente enamorado de ella y de nadie más.

-Ella esta con Jos.

-Ya lo sé, siempre lo he sabido y aun así la amo. Eso no va a cambiar, Aranza.

-Pero yo...

-Ari, eres realmente hermosa, cualquiera en su sano juicio te escogería pero... Mi corazón eligió a Sam. Lo siento.

-Entiendo.

Bese su mejilla, tome mis cosas y salí de ahí. Vi a Fatima a lo lejos y me acerque, pregunte por Sam y me dijo que había ido escaleras arriba, lo mas seguro es que este en el techo.

Abrí la puerta de la salida de emergencia en el techo y ahí estaba. Sentada pegada a la orilla abrazando sus piernas y su cabeza enterrada entre sus rodillas.

-Hola.

-Dejame en paz.

-Vamos Sam-me acuclille a su lado-... Mirame princesa...

Levanto la vista, sus ojos estaban empapados en lágrimas. Pase el dorso de mi mano en su mejilla para limpiarla.

-Somos unos tontos, ¿lo sabes?

-¿Lo somos?

-Ven aquí-la abracé-. Te amo, Sam... Quiero que lo entiendas, que te des cuenta que por ti cambiaría todo, hasta mi forma de ser. No hay nada que no te daría.

-junto su frente con la mía-. Perdón. Soy una tonta por como te trate ayer, es que...

-No hay nada que perdonar. En serio.

-Eres el mejor.

-Lo sé.

Reímos y aproveche para tomar sus labios entre los míos. Un ruido a nuestras espaldas nos hizo separarnos. Venia de la puerta de salida.

-¿Qué fue eso?-dijo Sam.

-Debió ser el aire.

-¿Seguro?

-Te preocupas demasiado-bese su cuello-. Relajate. No pasa nada.

-Está bien.

-Bueno, hermosa, te veo a la salida. Tengo clase-camine hacia dentro.

-Alonso...

-¿Si?

Corrió hacia mi y me beso. Tome su cintura levantándola del suelo y recargándola en la pared.

-Perdón por lo de Aranza.

-Perdón por decirle a Jos que lo amaba. No es verdad.

-la bese de nuevo-. Perdón por amarte...

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