Capítulo 18

55 6 2
                                    


La fuente no estaba iluminada por el fuego como en mi pesadilla. No había llamas por ninguna parte. Aun así, ver que era la misma me causó mucha impresión y me hizo pensar cuánta verdad había en mis sueños.

Bruno se percató de mi reacción.

―Cierra ya la boca, pareces bobo.

―Me resulta familiar ―dije, ignorando su insulto.

―¿Cómo te puede resultar familiar? No te acuerdas de nada.

―Al parecer, mi subconsciente recuerda lo que yo no ―musité, acercándome a la fuente y comenzando a dar vueltas alrededor de ella, con el fin de cerciorarme de si era realmente la misma con la que había soñado. No cabía duda de que así era.

―No es posible, mi hermana fue muy concienzuda. Ella te borró la memoria para que pudieses volver a empezar.

Sus palabras captaron mi atención e hicieron que parara. Entonces, le miré.

―¿Me inyectó un suero extraño o algo así? ―le pregunté, intentando adivinar cómo lo había hecho. El porqué vendría después.

―Será mejor que te lo cuente ella misma, ¿no crees?

Solté una carcajada.

―¿Crees que me abalanzaré hacia ti si me lo cuentas tú? 

Él sonrió.

―Te recuerdo que hace unos minutos me estabas amenazando con cambiarme la cara ―dijo―. Pero no, no es por eso. Ella quiere contarte esa parte.

―Mientras me lo cuente, por mí no hay ningún problema. Por cierto, ¿por qué me has traído hasta aquí?

―Este sitio fue muy problemático para ti. Quería enseñártelo.

De nuevo, volví a preguntarme si todo mi sueño fue real o fue la representación de alguna otra cosa. ¿Era posible que mi mente estuviera jugando conmigo?

―¿Problemático en qué sentido?

―Haces muchas preguntas. No tienes una mente tan fuerte para soportar toda la verdad.

―Me subestimas ―le aseguré, hablando con más seriedad de lo normal en mí―. Gracias a tu hermana, me pasé dos años viviendo una vida que no me pertenecía, confuso, sin saber lo que había hecho y por qué había acabado sin un solo recuerdo. Ni siquiera me acordaba de mi nombre cuando me encontraron, Bruno. Y, como ves, he sobrevivido. Solo quiero resolver este rompecabezas para seguir con mi vida.

―¿Y si te dijera que después de saberlo no podrás seguir con tu vida, como tú dices?

Puse los ojos en blanco.

―Lo haré. Lo único que quiero es recuperar a mi familia y reconducir mi camino. Quiero hacer algo más de lo que he hecho en estos dos años. Voy a luchar por mi futuro y nada va a impedírmelo, ni tú, ni África.

Se cruzó de brazos.

―Eso ya lo veremos.

Escuché unos pasos que provenían del pasillo. No tuve que esperar mucho para ver quién entraba por la puerta.

―África, solo faltabas tú en esta reunión tan entrañable ―dije con sarcasmo―. Ahora supongo que me contarás cómo vaciaste mi memoria, ¿no? ¿O tienes una excusa? Tu hermano dice que no soportaré la verdad.

Ella me miró, seria.

―No voy a ponerte ninguna excusa. Yo te borré la memoria, ya te lo intenté contar en el hospital, pero pensaste que estaba loca.

―Os dejaré solos ―murmuró Bruno, antes de marcharse a toda prisa.

África se acercó a mí e intentó tocarme la mejilla, pero di un paso atrás para evitarlo.

―¿Qué esperabas? ―pregunté, fingiendo no darme cuenta de la expresión de decepción que había en su rostro.

―Sinceramente, no lo sé. Fue un arrebato. Quería acabar con tantas mentiras y explicártelo todo ―respondió.

―Pues aquí me tienes. Es hora de contarme por qué lo hiciste y cómo. ¿Usaste un suero o algún tipo de sustancia que no sé ni que existe?

Me sentía ansioso, muy impaciente. Había esperado mucho tiempo para saber cómo había perdido mi memoria. Pensé que quizás después de saberlo todo me sentiría realizado, me reconciliaría con esa parte de mí que no llegué a conocer nunca y seguiría adelante.

―No usé ninguna sustancia ni nada parecido. Solo hice que tus recuerdos se esfumaran.

La miré, confuso.

―Perdona, pero no entiendo nada.

Ella sonrió débilmente.

―Yo tengo una habilidad desde que nací. Puedo meterme en la mente de quien sea y manipularla.

Abrí la boca de par en par, al igual que los ojos. Bruno habría vuelto a tacharme de bobo si me hubiese visto otra vez así.

―¿Es una broma? ―inquirí, intentando ser racional―. Nunca pensé que preguntaría esto, pero, ¿dónde está la cámara oculta?


***

¡Hola! Hoy tocaba capítulo cortito. Espero que os guste. 

PD: de nuevo, la canción no tiene nada que ver con el capítulo. De hecho, creo que ninguna tiene mucho que ver jajaja. 

El pasado de EliánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora