Lo sabía en mi mente, sabía que quería mucho a Keith y no había nada ni nadie que me hiciera cambiar de opinión. Aunque la camilla no era muy grande nuestros cuerpos encajaban bien, tal vez estemos un poco apretados pero al parecer Keith no me dejara salir de aquí por nada del mundo sin él. Gire levemente mi rostro encontrándome con sus ojos cerrados, sus largas pestañas lo hacían ver tan tierno, tenía un poco tensa la mandíbula y sus hermosos lunares era un perfecta distracción para perderme en ellos. Su mano apretaba mi cintura contra su cuerpo y aunque este dormido me sujetaba fuertemente para no escapar, quisiera que este momento se quede para siempre así los dos tranquilos sin que nadie nos interrumpa. El cuerpo de Keith comenzó a moverse de manera extraña, daba pequeños puños en el aire y pataleaba, me gire para ver su rostro y lo encontré sudando, con el ceño fruncido y su mandíbula apretada, por un momento noté como las venas de su cuello volvían a aparecer.
Keith tenía pesadillas.
Cada vez el cuerpo de Keith se movía más fuerte, tenía miedo de que me golpee así que me senté, quiero detenerlo pero no sabía cómo.
—Keith no— tome sus manos colocándolas arriba de su cabeza— ¡Detente!— acaricie su cabello—¡Solo es una pesadilla!— coloque una de mis piernas en las suyas—¡Nada es real! ¡Keith basta! Todo está bien.
—¡NO!— se levantó del golpe quedando sentado, tenía la mirada en un punto fijo, estaba asimilándolo en lugar en donde estaba, debatía entre la realidad o su pesadilla, giró su cuello bruscamente hacia mí, me miraba fijamente a los ojos, sus ojos eran muy oscuros ahora, las pequeñas gotas de sudor caían de su frente— Todo fue una pesadilla— dijo entrecortadamente.
—Si— toque su hombro— Todo fue un mal sueño, estamos en la realidad.
—Hasta en mis sueños me haces preocupar—susurró, fruncí el ceño sin saber por qué.
—¿A qué te refieres?—tal vez Keith no lo haya dicho con mala intención pero a mí me dolió.
—Soñé algo malo contigo—agacho su cabeza— Ya no importa, ya abrí los ojos, estás a mi lado y eso importa— me acarició el cabello dándome un beso en la frente.
—¿Te hago preocupar demasiado Keith?
—Sí— dijo obvio— Se supone que me importas mucho ¿No? Las personas se preocupan en lo que aman, más que a sí mismos—mi mal humor se desvaneció al escucharlo y sonreí— Ya vuelvo en un momento ¿sí?— se levantó de la camilla dándome un corto beso en los labios.
—¿A dónde vas?— pregunté con el ceño fruncido.
—Eh... Solo tengo que hacer algo y ya vuelvo— elevó sus cejas— No quiero que salgas de aquí ¿sí?
—Está bien— susurré mientras él se alejaba,
Trataba de esperar a Keith despierta, pero tardaba demasiado que me gano el sueño y quede profundamente dormida. Al amanecer abrí los ojos y se me hizo raro no encontrar a Keith, ¿No habrá venido anoche? Ese miedo me invadió, ¿Por qué se iría o me mentiría? Me levanté de la camilla en busca de mi desayuno, al abrir la puerta Keith estaba detrás de ella con una bandeja en sus manos.
—Vamos a desayunar—dijo apretando sus labios.
—¿Va enserio lo de no dejarme salir?—Sonreí cruzándome de brazos mientras él entraba a la habitación y colocaba la bandeja en la cama.
—Muy enserio—respondió apretando sus labios.
—No puedes mantenerla encerrada estos tres días aquí—dijo Richard apareciendo por la puerta.
—No te pregunte— dijo Keith cortante fulminándolo con la mirada.
—Faltan dos días y necesitó ver a Lydia antes de salir, como es su actitud, mantenerla en observación pero no puedo realizar mi trabajo si la tienes encerrada.
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Lydia® [LIBRO 1-2] BORRADOR
Fanfiction[BORRADOR] Al mudarse a otra ciudad Lydia pensó que llevaría una vida normal sin rumores. Mientras marchaba a su nuevo instituto a Lydia le atrajo el físico de un chico de piel pálida y con grandes ojeras. Keith Clark, que se podría decir...