25. Sombra

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Devastada.

Para mi es nuevo esto también, no puedo aceptar el hecho de dejar a la persona que más quiero. Después de todo el amor no es de color rosa y tan fácil como dicen que es, no es fácil con Keith pero es una adrenalina arriesgarse con él, una experiencia que no conocerás con nadie más, algo de lo que no te arrepentirás y siempre querrás luchar, porque aunque muchos digan que no hay futuro en nosotros, si lo hay, lo hay cuando pones todo de sí. Es como si estuviera escalando una montaña, pasará por frío, con falta de aire pero cuando llegas a la cima solo una pequeña roca puede tirarte abajo si no la ves llegar. Este fue mi error, nunca vi el pequeño obstáculo y me preocupe por los demás más difíciles.

Con lágrimas en los ojos volví a doblar la tarjeta, las luces comenzaron a fallar, en realidad no me importaba si afuera el mundo estuviera destruyéndose, no me importaba si una gran iguana estuviera destruyendo la ciudad, ya nada me importaba.

—Corre y cuídate luego— susurro una de las gemelas, me asusté al verlas no entendía cómo podían aparecerse cuando quisieran en mi habitación. No le hice caso, no quería correr ahora, pero escuché como todos gritaban desesperados, la alarma de incendios sonó. Rodé los ojos y salí corriendo, bueno he dicho que no me importaba nada pero mi vida si me importa después de todo. Todos estaban en el campus central atemorizados, vi a Chloe cerca de una enfermera con Mike, es como si estuvieran merodeándola y esta no se daba cuenta.

—¡Falsa alarma!—grito Richard— ¡Encontraré al que activo la alarma y lo someteré!

Volvimos a nuestras habitaciones, ahora que estoy sin Keith me atemoriza un poco las personas que están aquí. Iba a cerrar la puerta dispuesta a dormir pero una de las enfermeras me interrumpió.

—La pastilla— era la enfermera amargada que había visto hace un momento, tomé las píldoras sin decirle nada, se sentía medio extrañas pero iguales que siempre.

Me eche en la cama, miraba al techo sin poder dormir, me imaginé que mi vida es una larga historia conflictiva que incluso podría hacerla novela y ganaría dinero, me imagino que la sacarían incluso en programas televisivos en donde salen la triste vida de las personas, en mi caso sería: "La triste vida de Lydia". Cerré los ojos intentando olvidar todos esos pensamientos.

La pequeña corre y corre, la pequeña huye de los monstruos que quieren enloquecerla. La sangre fluye y fluye y la pequeña llora sin saber que ella mismo se destruía.

Sentí que me seguían y yo corría sin rumbo fijo, miraba por todos lados sin saber que hacer una gran sombra me seguía, miraba al fondo del pasillo pero no había salida, intenté usar mi don pero al intentarlo mi cuerpo me dolía y la sangre corría por mi nariz, al llegar al tope del pasillo cerré mis ojos fuertemente, aquella sombra levantó su mano con un objeto punzante, abrí por última vez un ojo y me di cuenta que era yo con una sonrisa macabra.

Me levanté y aquella sombra estaba frente a mí, grité y cerré los ojos, al abrirlos no había nadie, noté que un líquido con olor a metal corría por mi nariz, era sangre. Toqué mi pecho, tal vez los enfermeros me hayan escuchado, corrí hacia la puerta y al abrirla era como esperaba, una enfermera muy joven tenía la cara de preocupación.

—¿Ocurre algo?— estaba un poco preocupada, me di cuenta que ella no llevaba una jeringa en las manos como las demás, era una novata por lo que era muy joven.

—No, solo fue una pesadilla— me excuse— Espero no haberte asustado— le sonreí levemente— Me ayudarías muchísimo si no le dirías nada a nadie.

—Eh...¿Por qué?

—Por qué voy a salir de aquí y si se enteran me extenderán el tiempo, tengo que salir de aquí cuanto antes.

Lydia® [LIBRO 1-2] BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora