100. Zonas débiles (Final)

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Keith.

Como es de suponer nada puede estar tranquilo por mucho tiempo, incluso me parecía sospechoso que no hayan vuelto los problemas, pero esto es algo que se pueda solucionar.

— ¡¿Por qué metieron a mi hija en esto?! ¡Te lo advertí Keith y a ti también Ethan! — Richard tomo del cuello a Ethan— Keith sabes perfectamente que es lo que puedo hacerte.

— ¡Papa no! —Grito Kyle— Yo quise ayudar, ayudar a Lydia— Kyle se acercó a su padre dándole un abrazo— Estoy aquí ¿No es así?- su padre nos dio una mirada amenazante.

Mi preocupación ahora era hablar con Lydia pero eso es algo que haré después, a solas. <<Me parecía muy sospechoso que todo esté tranquilo>> La voz de Lydia resonó en mi mente, mire a los lados y vi cómo se acercaba lentamente a mi lado, me moví un poco para darle espacio y al hacerlo aquella cajita cayó.

— ¿Y qué es eso? — susurro Lydia viendo la situación incómoda en donde Richard discutía con Kyle y Ethan.

—Un regalo— observe la caja sin abrirla algo me dice que lo haga a solas- Ashley me lo dio- la mire de reojo dandole una media sonrisa.

—Keith...

-Sé que no es nada malo, pero lo abriré a solas por si acaso- suspire- Espero no verte husmeando para ver que es.

No dijo nada creo que tanto ella como necesitamos estar a solas, es tan raro en mi porque antes no me importaba pero ahora creo que se ha hecho importante.

—Contigo hablare después, tus estadísticas han cambiado- el padre de Richard me apunto con el dedo mientras se llevaba a Kyle.

—Pueden hablar si quieren— dijo Martha— Iremos al súper a comprar alimentos para la cena, vamos a hacer algo grande ya que nuestra hija es la misma así que están solos.

— ¿Por qué a solas? — preguntó Edward entrecerrando los ojos.

— ¡Edward! Tú también eras así a su edad- le extendió la mano y salieron del lugar, el único que quedaba era Ethan, ambos lo mirábamos dándoles miradas para que abandone el lugar.

—Por favor, esa mirada significa que quieren que me vaya- alzo sus brazos- Me siento solo sin Kyle— enarque una ceja— Vale está bien, solo porque eres mi amigo adiós te veo luego- salió de la casa, ahora lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones y el silencio que dominaba la sala.

No entiendo cómo es que cambiaron las cosas parcialmente, antes no me era difícil hablar con ella pero ahora me da mucha vergüenza hacerlo, quiero abrazarla y decirle que tenía miedo de que ella no despierte pero como ya saben mi orgullo se antepone en todo, se en el fondo que ella puede escuchar esto sabe lo que siento y pienso. Me he puesto a pensar en mi actitud de antes y si la comparamos con la de hoy veremos que hay una gran diferencia, antes no me importaba nadie y si alguien necesitaba ayuda a mí me daba igual, era sínico con las autoridades no me importaban cuantas píldoras e inyecciones me colocaran al día, no me importaba asesinar a los demás para descargar mi enojo, no sé realmente si Lydia me cambio pero me preocupa cuando surja un problema entre nosotros porque aunque no lo parezca mis sentimientos son puntos débiles, por eso me he reservado para que nadie más me haga daño no me imagino si Lydia o yo termino arruinando las cosas,

Así como yo soy su destrucción, ella también sería mi mayor destrucción para mí.

—Entonces...ya nos conocíamos ¿No? —suspiro Lydia rompiendo el silencio se levantó poniéndose de pie- ¿Quieres algo de tomar? — asentí con la cabeza sin saber que decir vi en su mirada como hizo un gesto como de decepción ¡Mierda tengo que hacer algo ya! Ella alzo levemente su mano en dirección a la cocina a los segundos me sorprendí cuando vi el vaso levitar en dirección hacia mí.

Lydia® [LIBRO 1-2] BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora