Mi vida a lado de Keith era increíble, me sentía de lo mejor, más segura, más confiada, más alegre, más nosotros. Los problemas seguían de eso no podía escapar, la vida no es perfecta pero afrontar los problemas con Keith era algo que dejaba una bonita experiencia grabada en nosotros. Vivir juntos, tener una vida y no como adolescentes sino como dos profesionales, dos personas encaminadas hacia un futuro juntos.
— ¿Que rayos Lydia? ¿Quieres matarte?— dijo Keith enojado, yo estaba en las escaleras y rodé los ojos— Bájate ahora.
—Solo deja poner esta lámpara aquí y ya— dije enojada.
—Tenías que decirme que te sostenga la escalera, ¿Qué tal si llegaba y te veía en el suelo? ¿Quieres perder la memoria otra vez?
— ¿Quieres perder la memoria otra vez?— imité burlándome de su voz— Ya Keith, ya entendí— eleve mis manos molesta, tambalee un poco en las escaleras pero me sostuve.
— ¡Lydia!
—Si me sigues gritando de verdad que me voy a caer.
—Solo quiero que no te pase nada, si no te has dado cuenta me importas mucho ¿Eh?— suspiró— Baja, era que me esperes para colocar la lámpara.
Coloqué la lámpara sin hacer caso a lo que Keith decía, hace algunos días estas lámparas habían dejado de funcionar haciendo que la sala luzca tétrica. Me bajé suspirando en las ultimas gradas me lancé a sus brazos, el me sostuvo con una sonrisa tierna.
—Debo ser técnica, ¿no crees?— dije mirando a la pared.
—Ni siquiera le colocaste seguro a la escalera— me tomo de los hombros.
—Pero llegaste— tome sus mejillas sonriendo— Llegaste en el momento justo— mis manos descendieron a su cuello— ¿Qué tal el trabajo?
—Trate de descubrir quien había envenenado a una señora millonaria. El hijo estaba desesperado por saber quién fue el culpable— me bajo al suelo— todos decían que era su esposo, pero encontré pulgadas dactilares de su propio hijo y todo era por su testamento.
—Que increíble— besé su mejilla—. Me dieron turno libre hoy— Hiro vino hacia nosotros saltando por que Keith había llegado.
— ¡Hiro! ¿Se ha portado bien mi destrucción?— acarició su cabeza, luego me miró de reojo— ¿Tienes día libre?— asentí, el dejo su bolso en el sillón, ambos nos dirigimos al sofá, dejé que se recueste en mis piernas, acariciaba su cabello mientras el cerraba los ojos— Vamos a comer a un restaurante hoy, ¿Que dices?— preguntó Keith.
—Bien, aqune siempre salimos a comer a otros lados— sonreí—, rara vez cocino yo.
—Pero hoy quiero salir a un restaurante— dijo inocente.
Ahora entendía más a Keith, la primera señal en saber si estaba molesto o no era cuando me llamaba Lydia y cuando estaba bien me llamaba destrucción, cuando estaba molesto por el trabajo se quedaba en el auto y después venía a casa, casi nunca traía problemas a la casa y si los traía se desahogaba conmigo hablando toda la noche.
—Eh— apareció Keith por la puerta, me estaba colocando un vestido azul oscuros, sus mejillas cambiaron de color al igual que las mías— Te ves increíbles con ese vestido, bueno siempre te ves hermosa solo que me encanta como ese color queda en ti.
— ¿Te gusta mucho los colores oscuros?— sonreí, me acerque a él colocándose de espaldas— Súbeme el cierre— lo subió de manera lenta, me tomó de la cintura besando mi mejilla.
—Pero no me gusta porque andaba deprimido o algo así— se colocó una abrigo— Me gusta el color por que resalta elegancia y misterio en la personas, además me encanta como luce en ti, la combinación de tu piel con tu cabello...— susurró en mi oído causando que mis piernas tiemblen.
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Lydia® [LIBRO 1-2] BORRADOR
Fanfiction[BORRADOR] Al mudarse a otra ciudad Lydia pensó que llevaría una vida normal sin rumores. Mientras marchaba a su nuevo instituto a Lydia le atrajo el físico de un chico de piel pálida y con grandes ojeras. Keith Clark, que se podría decir...