3. Scott McCall

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Teen Wolf

Scott's P.O.V

-Es que no lo se Vanessa- escuché la voz de mi madre entrando en la casa, pero me detuve en las escaleras al ver que seguía hablando con alguien -El quiere ayudar a todos, pero no se preocupa por su vida- explicó ella hacia la persona que desconocía -Es capaz de morir con tal de salvar a sus amigos- concluyó.

-Creo que eso es honorable- dijo la chica que mi madre había llamado por el nombre de Vanessa -Aquel que tenga amigos que son capaces de entregar su vida por el otro que los cuide hasta la tumba- analizó la chica, hasta el momento no me había percatado, pero sentía que había otro hombre lobo en la sala.

-Mama alejate!- grité saliendo de la escalera y colocandome delante de mi madre, enfrentado hacia la chica, mientras sacaba mis ojos de alpha. Ella retrocedió mientras yo me acercaba a ella, hasta que la acorralé contra la pared de la sala, fozandola a que si era un ser sobrenatural que lo demostrara, ella mostró sus ojos color rojo sangre para mirarme de una manera que podría asustar a cualquiera.

-PERO ES QUE TODOS SON SERES SOBRENATURALES!- gritó exhausta mi madre -Scott dejala, es de confianza- dijo tranquilizandose.

-Nadie es de confianza, no despues de Theo- contesté transformandome completamente.

-No voy a hacerte daño, mucho menos a Melissa, McCall- advirtió esta vez con palabras la mujer lobo. Busqué mi ancla y me deshize de la transformación, sin dejar de mirar amenazantemente a la chica que ya había vuelto a sus ojos azules claros, que la verdad eran hermosos.

-Smith, Vanessa Smith- dijo tendiendome la mano, iba a abrir la boca pero ella no me dejo -Ya conozco tu nombre, Melissa me habló mucho de ti- terminó.

-Me di cuenta- dije susurrando, pero no fue suficiente para que su oído sobrenatural no lo oyera.

-Escuchar conversaciones privadas es de mala educación, McCall- dijo sonriendo de manera burlona -Ahora Melissa, vamos a ayudarte a guardar esas bolsas- me ignoró para dirigirse a mi progenitora. Yo, aún con desconfianza, las seguí para ayudarlas.

-Realmente la escuela no es un gran problema para mi- dijo ella, que se había quedado a cenar gracias a mi madre.

-Para mi tampoco- dije intentando competir con ella como lo hize toda la noche, parecía un niño pequeño buscando la atención de su madre.

-Scott, tu y yo, inclusive ella, sabemos que eso no es verdad- dijo la humana que me había dado la vida mirandome de manera cansada.

-Creo que 3 son mayoría- dijo ella riendo levemente. Pude oler su incomodidad, mi madre la tomó de la mano mirandola con comprensión.

-Vanessa, sobre lo que hablamos antes, en serio puedes quedarte a dormir si quieres- abrí mis ojos como platos, aunque sentía algo diferente a lo que mi rostro demostraba. La castaña me miro extrañada, era obvio que se había dado cuenta.

-No quiero ser molestia, en serio. Igualmente no estoy tan sola en el orfanato- en el momento que esas palabras salieron de su cavidad bucal, yo mire a mi madre intentando pedirle que por favor ella se quedara.

Mis cambios de humor estaban increíbles hoy.

-Al menos por hoy Vanessa- insistió mi madre, a lo que ella suspiró rendida.

-Esta bien, gracias Melisa, gracias Scott- y escuché por primera vez en el día como ella me llamaba por mi nombre.

-T-te p-puedo prestar u-una c-camiseta- dije y ella me miro levantando una ceja, por lo que intente calmar mi nerviosismo -Claro, si quieres.

-Te pongo nervioso, McCall?- preguntó ella -Si pudieras prestarme una camiseta te lo agradecería- dijo ella con una sonrisa. Le tendí la camiseta de Lacrosse y ella se la puso encantada.

-Te emociona que te haya prestado una camiseta, Smith?- pregunté siguiendole el juego.

-No, es que me encanta el lacrosse- respondió ella con inocencia, era increible como podía pasar de una chica completamente ruda a alguien tan inocente y tierna. Yo la miraba con ternura mientras ella miraba la camiseta que ya tenía puesta, cuando mi madre apareció en la habitación. Ella, aprovechando que Vanessa no se habia percatado se su presencia, me lanzó una mirada pícara.

-Vanessa- la llamó mi madre -La habitación de huespedes esta completamente desordenada, esta llena de cajas, por lo que hoy tendras que dormir con Scott- le explicó y yo abrí los ojos como platos.

-Esta bien- dijo ella, por fin despegando la vista de la camiseta, mi madre levantó una ceja pero no dijo nada y se fue.

-Yo dormire en el sofá, tu duerme en la cama- dije mientras ella se acostaba y yo me sentaba en el sofá que se encontaba al lado.

-McCall, lo más probable es que vaya al infierno- empezo provocando que yo soltara una pequeña risita -Pero no soy un ser tan malo como para dejar que duermas en esa cosa. Ven, acuestate, despues de todo es tu cama- yo me sonrojé de golpe y abrí los ojos como platos, menos mal que gracias a la oscuridad de la habitación no pudo verme, ademas de que ella tenía los ojos cerrados.

-¿S-segura?- pregunté tartamudeando nuevamente.

-No pienses mal, McCall, solo vamos a dormir- dijo ella, sin esperar más me saqué la camiseta, quedando solamente con el pantalón del pijama, y me acoste a su lado, aún sin tocarla.

-Buenas noches, Vanessa- dije y ella rió levemente.

-Acabas de arruinar mi juego de llamarnos por los apellidos, pero que mas da. Buenas noches, Scott- y esas fueron sus ultimas palabras antes de caer dormida. Ella, inconcientemente, se dio vuelta, apoyandose en mi pecho. Instintivamente la rodeé con mis brazos por la cintura. Ella sonrió, por más pequeña que fuera la sonrisa, sonrió en sueños.


Me desperté antes que Vanessa, al hacerlo me di cuenta de que ella se había acomodado mas arriba, haciendo que mis brazos rodearan sus caderas y sus labios estuvieran a escasos centimetros de los míos, tenía unas ganas terribles de besarla. Mire sobre su hombro y ví que en la pequeña mesa de luz había una nota de mi madre.

"Scott, tuve que ir al hospital más temprano, lleva a Vanessa a comer algo.

PD: Revisa la habitación de huespedes luego, no hay ni una sola caja. "

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