33. Carl Grimes

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The Walking Dead

A veces me preguntaba si volveríamos a ser como antes. Si finalmente exterminaramos a todos esos caminantes y crearamos una sociedad otra vez.
No se si hace falta recalcar que nunca la seremos otra vez.

Sumida en mi pensamientos mientras caminaba, no me di cuenta de que en frente mío se encontraba un chico, que aparentaba tener mi edad, rodeado por caminantes. Lo dudé un milisegundo, lo admito, pero aún así corrí hacia el y disparé a los 4 que lo rodeaban. El me miró con el ceño fruncido a lo que yo arqueé una ceja.

-Podía solo- dijo a lo que yo clavé la mirada en sus ojos azules.

-Se dice gracias- dije y me dí media vuelta para irme, pero su voz me detuvo.

-Gracias- dijo y yo lo miré de reojo, sonriendole y asintiendo con la cabeza en su dirección. Comencé a caminar hasta que oí que alguien corría detras mio, así que me di vuelta bruscamente con el arma en alto y chocando con la frente del chico con el que había estado antes, provocando que tragara saliva.

-Que haces?- le pregunté frunciendo el ceño y el suspiro.

-¿Estas sola?- preguntó y yo arqueé una ceja.

-¿Nunca te dijeron que no se contesta a una pregunta con otra pregunta?- dije y por su rostro se asomó una sonrisa socarrona.

-Lo acabas de hacer- sentenció y yo bufé bajando el arma.

-Si, estoy sola. ¿Por que preguntas?- dije y el dudó antes de contestar -¿Tienes un campamento?- la esperanza comenzó a hacer presencia dentro de mi y estaba a punto de gritarle las gracias a Dios.

-Puede ser- dijo manteniendo su sonrisa, por lo que bufé y me volvía a dar vuelta esperando poder seguir mi camino -Espera, si, tengo un grupo- declaró por lo que me acerqué a paso rapido a el -O tenía al menos. Nos separamos y ahora estoy con...- el chico dudo en contestar, lo entendía, es difícil confiar hoy en día.

-No es necesario, estas con alguien que es lo importante- dije a lo que el asintió, dude un poco antes de volver a hablar, pero al final lo hice aunque no fuera alguien que rogaba -¿Puedo ir con ustedes?- pregunté por fin mirandolo a los ojos.

-No lo se, tendrías que hablarlo con mi padre, el te hara un par de preguntas y decidira si puedes seguir con nosotros- dijo y una sonrisa se plantó en mi rostro.

-Esta bien- dije y el se quedó en silencio mientras caminabamos -Soy Allison- dije y el me miró con una leve sonrisa.

-Carl- se presentó y yo le sonreí de vuelta -Antes de ir a la casa donde nos estamos quedando, me gustaría ir a revisar las otras casas, para buscar provisiones y eso- dijo con voz firme, yo asentí de acuerdo y seguímos caminando hasta que llegamos a la primer casa. Abrí lentamente la puerta con el arma en alto, y al no ver de esas cosas a simple vista, golpeé varias veces el marco de la puerta. Como ningun caminante se acercó, nos adentramos a la casa aún con las armas en alto.

-Yo a la derecha tu a la izquierda, si pasa algo grita- dije y el asintió con la cabeza serio.

-Lo mismo para ti- dijo, le iba a reprochar pero ya se había ido cuando me di cuenta. Me adentré a la cocina, encontrandome con un caminante al que le enterré mi cuchillo en la frente. El estupido cayó sobre mi, por lo que lo pateé lejos de mi algo asqueada, y si, solo un poco porque ya estaba acostumbrada. Abrí la heladera encontrando cereales, una radio y dos silenciadores, reí al darme cuenta lo que hacía la gente con tal de ocultar bien sus cosas. Seguí abriendo puertas y cajones esperando encontrar algo, aunque sin resultado. Estiré mi cabeza intentando ver si había algo sobre las alacenas. Bingo, ví una lata de 5 kilos de pudín de chocolate, por lo que en mi rostro se extendió una sonrisa digna del gato de Alicia en el país de las Maravillas. Arrastré un banco hasta donde creía podría alcanzar la lata y me subí en el, estirando los dedos para alcanzar la condenada lata del preciado chocolate que no comía hace tiempo.

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