37. Scott McCall

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Teen Wolf

Scott McCall, adolescente como todos, hombre lobo y leal como pocos, estaba enamorado de una chica de la que ni siquiera sabía su nombre. La vió hablando con su madre, ya que era voluntaria en el hospital, la vió caminando por las calles de Beacon Hills y en cierta oportunidad en la preparatoria, pero luego de eso, solo conocía su rostro, que para el era hermoso.

Pero ese día, cuando fue a visitar a Derek, nunca espero encontrarla a ella ahí.

-¿Que haces aquí?- preguntó claramente confundido, viendo con ojos curiosos a la castaña cruzada de brazos frente a el, que lo miró con una ceja alzada.

-Lo dices como si me conocieras si quiera- a Scott no solo le llamó la atención lo melodiosa que era su voz, si no también lo fría que sonaba, por lo que se dedicó a mirar a Derek en busca de una explicación, a lo que rodó sus ojos grises en una mueca de aburrimiento.

-Es mi prima, Hermione, es una mujer loba, me ayudará con tu entrenamiento- explicó el pelinegro a lo que Scott frunció el ceño mirando ahora a la castaña, que rodó los ojos al igual que Derek.

-Si, Hermione como la de Harry Potter, madre fanática de la saga, ignóralo- contestó adivinando las dudas que rondaban por la mente del moreno, que asintió con la cabeza ahora mirando a Derek.

-¿Empezamos?





-Mierda!- se quejó Scott despues de recibir el décimo golpe de parte de Hermione, que lo miró con una ceja alzada.

-¿Pensaste que por ser mujer no podría pegarte?- río sarcasticamente -Levantate bola de grasa, tenemos que seguir- dijo burlona, pero al ver que Scott se levantaba jadeando, Derek rodó los ojos e intervino.

-Suficiente por hoy, no queremos matarlo- Hermione rodó los ojos ante el comentario de su primo, irónica ante el hecho de que era un hombre lobo y no podría matarlo de cansancio.

-Como quieras- dijo alejándose hacia la cocina para ir a tomar agua, tiempo que Derek aprovechó para lanzarle una mirada asesina a Scott, que lo miró fingiendo inocencia, sabiendo de que le retaría el alfa.

-No creas que no noté como miras a Hermione, aquí huele a hormonas fuera de control- dijo a lo que Scott sonrió a modo de disculpa.

-Vamos a buscar algo de comer? Aquí no hay nada más que un sandwich de salame mohoso- dijo la nombrada apareciendo en la habitación, por lo que los hombres lobo se miraron entre ellos -Wow, calmense, ambos pueden acompañarme- se quejó rodando los ojos.

-Yo te acompaño- se ofreció Scott, para luego mirar a Derek.

-Ciertamente me encantaría acompañar a un par de adolescentes hormonados a algún lugar asqueroso de comida rápida, pero no lo haré- dijo Derek desapareciendo de la habitación por la puerta y cerrando de un portazo.

-Bueno, licantropo no desarrollado, vamos a buscar algo para comer que no haya sido infectado por hongos- dijo Hermione saliendo por la puerta seguida de Scott.

-Supongo entonces que sacamos el queso azul de la lista- dijo con una sonrisa, la castaña frenó de golpe y giró en dirección al chico.

-Nunca estuvo en la lista- Scott rió y ambos caminaron en dirección al McDonalds que estaba cerca del departamento de Derek. El lanzaba miradas furtivas a la chica a su lado, creyendo que ella no lo veía.

-Tengo algo en la cara?- preguntó sin ver a Scott, que en cambio giró a verla casi por inercia.

-¿Qué?- Hermione lo miró alzando una ceja, a lo que Scott entendió -Oh lo siento, es que...

-Sigue hablando, genio

-Digamos que tenía algo así como un crush contigo- la respuesta de Scott era medio verdad medio mentira, porque si, tenía un crush con ella, pero lo seguía teniendo.

-Oh comprendo, tienes un crush conmigo pero no me conocías

-Exacto... espera, no, dije tenía, no tengo un crush contigo- Hermione lo interrumpió alzando una ceja y señalando su oído.

-Recuerda que se cuando mientes, el resto lo adiviné- dijo encogiendose de hombros, Scott soltó un largo suspiro, resignado.

-Lo siento- contestó por fin, a lo que la castaña giró a verlo con el ceño fruncido.

-Por qué? Por tener un crush conmigo?- Hermione rió, girando a ver un Scott sonrojado y deteniendose frente al local de comida -Nunca entenderé la necesidad del ser humano de disculparse ante todo, supongo que entender el perdón es algo aún más difícil que perdonar.

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