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YoonGi sólo había tenido una novia en su vida.

Durante cuatro años, ella fue su todo.

SeulGi fue casi todas las primeras veces de YoonGi. El primer amor, la primera confesión, el primer beso... La primera chica a la que abrazó, con la que quiso pasear cogidos de la mano, con la que hizo el amor.

Por SeulGi, YoonGi era cursi y un caballero. Por SeulGi, YoonGi podía ser lo que ella quisiera. Porque la amaba demasiado.

Durante cuatro años, YoonGi estuvo perdidamente enamorado.

Nunca vio a otra mujer. Nunca se imaginó de otra manera que no fuera con ella.

SeulGi era una chica tradicional sin grandes aspiraciones. Ella quería casarse y formar una familia. Esos nunca fueron los objetivos de YoonGi. Él quería pintar. Él quería ser libre. Pero por estar junto a SeulGi, estaba dispuesto a renunciar a sus sueños.

La familia Min tenía una pescadería allá en Daegu.

YoonGi odiaba aquella pescadería con todo su ser. Pero sin duda lo que más odiaba era la expectativa de verse encadenado para siempre a ella.

Sus padres querían que YoonGi aprendiera el oficio antes de que terminara incluso el instituto. Ellos querían que cuando acabara sus estudios, heredara el negocio y fuese pescadero como lo fue su padre, y su abuelo antes que él.

Pero YoonGi quería pintar.

YoonGi simplemente se negaba a aceptar que aquel fuera su destino.

Estaba acostumbrado a que sus padres lo presionaran con eso. Que se sacara los pájaros de la cabeza y empezase a madurar. Que debía ser un adulto y anclar los pies en la tierra. Que de dibujos no sería capaz de sacar adelante una familia.

Esas cosas siempre le entraron por un oído y le salieron por otro.

Pero cuando SeulGi empezó con la misma cantinela, el agobio empezó a apoderarse de él.

YoonGi quería a SeulGi, pero ella le estaba empujando a enterrar sus sueños. Le obligaba a convertirse en un hombre sin alma. Y YoonGi cedió. Durante dos años trabajó en la pescadería, hizo los pedidos y las entregas y poco a poco se fue convirtiendo en un autómata.

Tardó mucho tiempo en darse cuenta de que se estaba pudriendo por dentro, que el olor a pescado se le había metido en la piel y que apestaba a muerto. A juventud marchita. Y YoonGi no podía, simplemente no podía dejarse morir así.

Cuando YoonGi se rebeló a ese destino, SeulGi le abandonó.

«No puedo estar con alguien que es incapaz de comprometerse»

YoonGi pudo haberse vuelto loco de tristeza. Pero no lo hizo.

En lugar de eso, rompió con todo. Él fue abandonado, y lo que él abandonó fue Daegu.

Todo le recordaba a ella, y allí no hacía más que sufrir. Decidió poner tierra de por medio y antes de que a sus padres se les ocurriera ponerle al mando de la pescadería por la fuerza de nuevo, escapó. Escapó a Seúl, allá a donde no pudieran controlarle.

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora