Don't you (forget about me) | NamGi |

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Sorprendieron a todo el mundo resultando ser una pareja empalagosa. No empalagosos al modo de SeokJin y TaeHyung, que aprovechaban cualquier excusa para decirse «te quiero». YoonGi y NamJoon no se habían vuelto a decir esas palabras desde que empezaron a salir, pero rezumaban amor aunque no lo quisieran.

Lo expresaban de otras maneras, simplemente. Formas sutiles, pero que no pasaban desapercibidas para aquellos que los veían.

Para cualquiera que conociera a YoonGi, verlo hacer ciertas cosas chocaba.

Por ejemplo, un día JiMin lo atrapó sentado sobre el regazo de NamJoon. Los dos estaban detrás de la barra, NamJoon tecleaba en su móvil con los brazos alrededor de la cintura del mayor, mientras que éste dibujaba apoyado en la barra.

En otra ocasión, SeokJin lo vio acariciándole el pelo, observándolo mientras leía sin interrumpirle. SeokJin juraba no haber visto a YoonGi mirar nada con la devoción con la que miraba a NamJoon.

Los dos sabían de sobra que siempre le ponía el doble de empeño en preparar las bebidas de NamJoon, que éste seguía pidiendo y pagando religiosamente cada día.

TaeHyung muchas veces se quedaba mirándolos un buen rato sin decir nada, hasta que de repente saltaba con algún comentario que hacía que se avergonzaran sobre lo adorables que eran, pero que nunca lo serían tanto como SeokJin y él.

JungKook y HoSeok de vez en cuando cenaban con ellos en el apartamento de YoonGi, a veces a la vez, a veces por separado, pero coincidían en una cosa: que estaban asquerosamente enamorados.

Los veían compartir comida, alimentarse el uno al otro, tocarse sutilmente, y lo peor era que no lo hacían a conciencia como otras parejas, no pretendían exhibirse. Eran cosas casuales, movimientos naturales que, simplemente, hacían que se quedasen viéndolos porque era impresionante lo espontaneo y corriente que lo hacían ver, sobre todo de dos personas que no eran demasiado dadas a ese tipo de cosas.

Eran empalagosos, pero de una manera buena que no incomodaba a sus amigos, sino más bien los hacía sentir admirados de lo mucho que se habían empezado a querer sin reservas.