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Poco a poco, las cosas iban encauzándose.

HoSeok cumplió su promesa y fue a buscar las cosas de NamJoon a casa de sus padres. Le llevó un par de bolsas con lo imprescindible: ropa, libros, los apuntes, su móvil y un ordenador portátil.

NamJoon echaba mucho de menos poder hacer música, pero se conformaba con escribir algunas letras en sus ratos libres, que no eran muchos, por no hacer a HoSeok cargar con demasiado peso.

Por lo que HoSeok les contó, los señores Kim estaban preocupados por NamJoon y le hicieron muchas preguntas. YoonGi no sabía los detalles de la última discusión que NamJoon tuvo con sus padres la noche que se fue definitivamente de su casa, pero debían haberse dicho cosas muy fuertes para que NamJoon decidiera escapar y para que los Kim no hicieran nada para que su hijo regresara. Según HoSeok, la señora Kim le había pedido que le dijera a NamJoon que la llamara de vez en cuando para saber que estaba bien, pero que YoonGi supiera, NamJoon nunca la llamó ni le mandó mensaje alguno, pese a que ella intentaba contactar con él.

Aun no se habían acostumbrado a vivir juntos cuando NamJoon tuvo que empezar a estudiar para sus exámenes. Por el día iba a la biblioteca o estudiaba en Whalien mientras YoonGi trabajaba, pero durante la noche seguía hincando los codos con una taza de café o una lata de alguna bebida energética para aguantar el ritmo.

La luz no dejaba dormir a YoonGi hasta bien entrada la noche, pero se hacía el dormido para no hacer sentir mal a NamJoon. Esas horas en vela le daban mucho tiempo para pensar. Demasiado. Y el cansancio y el estrés mental empezaron a hacer mella en él tanto como en NamJoon.

Peleaban tanto y tan fuerte que a veces parecía que iban a empezar a tirarse cosas a la cabeza, y luego las reconciliaciones eran igual de apoteósicas.

YoonGi tenía suerte de no tener muchas personas cercanas, porque las despedidas se le estaban haciendo tremendamente difíciles.

No tuvo suficiente con la reacción de JungKook y SeokJin, tremendamente emocionales, que cuando se lo dijo a JiMin y a TaeHyung, erróneamente a la vez, los dos se pusieron a llorar como magdalenas, cada uno sobre uno de sus hombros, abrazándolo con tremenda pena.

Y aún le quedaba todo el verano para irse...

Le costó bastante decidirse para coger el teléfono y llamar a su madre después de varios meses sin dar señales de vida.

Cuando YoonGi llamaba a su casa era, por norma general, para tres motivos: dar noticias de que seguía vivo, de pascuas a ramos; anunciar que iba de visita; o bien para soltar alguna bomba. No pensaba volver de visita después de la mala experiencia de la última vez, así que sólo le quedaba soltar bombas.

Oyó a su madre gritar de contenta cuando le dijo que se había alistado para su servicio militar. Ella repitió varias veces lo orgullosa que estaba de que por fin se centrara y decidiera sentar cabeza, haciendo lo que debía hacer por una vez en la vida. A YoonGi le dio tanta rabia que aunque no tenía pensado hacerlo en un principio en aquella llamada, el coraje lo poseyó.

— Ah, mamá... otra cosa... Tengo novio. Se llama NamJoon. Estamos viviendo juntos hasta que empecemos el servicio, porque él también se ha alistado. Mide casi dos metros y tiene la tranca de un negro. Luego te mando una foto. Espero que quieras mucho a tu yerno. Besos. Te quiero.

Y colgó, incapaz de contener la risa, porque NamJoon se desternillaba a su lado con un cacareo incesante.

Por supuesto, a su madre no le faltó tiempo en llamar, vociferando, indignada porque YoonGi jugase así con su delicado corazón. Al parecer no le creyó y pensó que sólo había sido una mala broma de su hijo. Pero no era como que a YoonGi le importara demasiado.

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora