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YoonGi se despertó, muriendo de calor.

A juzgar por la tenue luz que se filtraba en la habitación debía estar amaneciendo, pero YoonGi no podía ver nada porque su vista estaba opacada por el hombro de NamJoon.

No sabía en qué momento de la noche había podido suceder, pero ahí, tan sólo unos segundos después de despertarse, se dio cuenta de que, mientras dormía, había acabado cuchareando con NamJoon.

No sabía por qué YoonGi había terminado siendo la cuchara grande, con la espalda de NamJoon pegada por completo a su pecho, sus piernas perfectamente encajadas, sus brazos rodeándolo... pero si de una cosa estaba seguro, era que si habían terminado en esa postura, era porque YoonGi se había desplazado en sueños hasta que se acoplaron de esa manera.

Debería sentirse ansioso, molesto, pero ninguna emoción negativa venía. Más bien todo lo contrario. Estaba acalorado, pero no quería desprenderse de aquel abrazo. Estaba tan cómodo, tan a gusto... era como si hubiese encontrado el lugar perfecto para reposar después de una larga caminata.

Volvió a cerrar los ojos, relajándose por completo, apretando un poco más a NamJoon, permitiéndose esos instantes en secreto.

NamJoon estaba completamente dormido, podía notarlo en su cuerpo, su respiración pausada, sus latidos lentos. No roncaba como YoonGi lo había visto hacer aquel día en Whalien antes de que empezara el verano, pero respiraba fuerte y pesadamente, con un sonido que tranquilizaba a YoonGi.

YoonGi no habría podido moverse aunque hubiera querido. No solo porque habría despertado a NamJoon, si no porque éste no le dejaba moverse. YoonGi lo había rodeado con sus brazos, en sueños, pero NamJoon lo había atrapado con los suyos, pegándolos a su propio pecho. YoonGi podía sentir los latidos de su corazón golpeando contra la palma de su mano.

No podía explicarlo. Ni si quiera podía darse una justificación a sí mismo. No podía controlar lo que hacía mientras dormía, pero que estando despierto no quisiera ponerle remedio a aquello no tenía excusa posible.

YoonGi se autoregaló esos momentos de paz, perfectamente encajado en el cuerpo de NamJoon, impregnándose de su olor, y al poco rato se volvió a dormir.

Cuando despertó, bien entrada la mañana, fingió que no había pasado nada. Que esa tranquilidad que había sentido abrazando a NamJoon no había existido. Porque sólo así podría mantener la cordura.

También, al despertar, se dio cuenta de que había tomado una decisión.

Tenía que alejarse un tiempo, tener una temporada para sí mismo, sin nada que siguiera intoxicando su mente.

Antes de ir a trabajar iría a la estación y compraría un billete de tren para Daegu. Sólo así podría alejarse y pensar. 

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora