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Tras el primer mes, YoonGi se acostumbró a las salteadas visitas del destructor de pelo rosa.

Éste había hecho buenas migas con TaeHyung, así que sus apariciones eran cada vez más frecuentes. Pero YoonGi aun no era capaz de recordar su nombre.

Con abril llegaron los días más calurosos y el esperpento empezó a llevar pantalones cortos y camisetas de manga corta. YoonGi detestaba su indumentaria más que de costumbre, pero con ellas también podía ver que el torpe no era tan flaco y escuchimizado como parecía, que sus brazos eran fuertes, con tendones marcados y que sus piernas eran torneadas, con gemelos de deportista. También YoonGi fue consciente en seguida de que se depilaba, porque ese gigante no podía ser más lampiño que él.

— Suga-hyung — YoonGi fue descubierto examinando las piernas tersas del gigante, pero no fue eso lo que descolocó a YoonGi, si no que el estudiante de filosofía lo llamase por su apodo. Lo llevaba enganchado del delantal a la vista de todos, pero el chico nunca lo había utilizado para llamarlo.

Cuando YoonGi lo miró, el chico sonrió, marcando los hoyuelos de sus mejillas. YoonGi lo miró con expresión vacía, pero en su interior aun seguía sintiendo que aquella sonrisa lo impresionaba, lo dejaba sin habla y sin saber qué hacer con sus manos.

El chico se había levantado de su mesa, dejando su bebida, su libro y su mochila atrás para acudir a la barra frente a YoonGi. Normalmente no hacía nada como eso. Por eso YoonGi lo miró interrogante sin llegar a preguntar nada.

El chico le ofreció uno de sus auriculares.

— Pensé que ésta canción podría gustarte — YoonGi lo miró sin entender — Te gusta el hip hop, ¿no? — insistió, aventurándose a ponerle él mismo el auricular. YoonGi se sorprendió de lo delicado que había sido, y notó que las manos le temblaban por el esfuerzo que ello le estaba suponiendo — Si no te gusta prometo traerte algo mejor la próxima vez.

La música empezó a sonar y una voz grave comenzó a rapear en coreano. El ritmo era bueno, la letra era pegadiza, la voz era áspera y la letra era rompedora. Sus ojos se cerraron. Su cabeza empezó a moverse con el ritmo. El bello en sus brazos se erizó al escucharla y su corazón dio un vuelco repentino.

YoonGi tuvo que reprimir un escalofrío cuando la canción terminó.

— No está mal — murmuró, fingiendo desinterés, pero tuvo que carraspear porque la voz se le había quedado atorada en la garganta. Lo que en realidad pensaba era que había sido impresionante — ¿De quién es?

— De Runch Randa — contestó el chico de pelo rosa, mordiéndose el labio, entre tímido y ansioso.

YoonGi por primera vez lamentó no ser capaz de recordar un nombre.    

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora