Aunque llevaba más de tres meses saliendo con NamJoon, YoonGi aun no había tenido que experimentar ninguna situación en la que sufriese el rechazo de la gente.
Prácticamente sólo se relacionaba con sus amigos y ellos aceptaban de buena gana su relación con NamJoon, así como la de SeokJin y TaeHyung.
Había escuchado historias de TaeHyung, que había llegado llorando por algún comentario discriminatorio por parte de alguno de sus compañeros de clase, e incluso recordaba un día en el que entró por la puerta de Whalien 52 sucio, con un ojo morado y un labio roto porque lo habían acorralado y lo habían golpeado, mofándose de él por ser gay.
YoonGi recordaba cómo le había hervido la sangre y al día siguiente acompañó a TaeHyung a la universidad, le obligó a que le señalara a aquellos que lo habían golpeado y se aseguró de que nunca más volvieran a hacerlo.
JiMin también tenía un par de anécdotas de ese tipo, pese a que él ni si quiera era homosexual.
Parecía que en Busan, cuando era un estudiante de secundaría, se había esparcido el rumor en su escuela de que a JiMin le gustaban los chicos. Y claro, los prejuicios ayudaron mucho a que se creyeran el rumor: JiMin era bajito, delicado, adorable, tenía la voz aguda y le encantaba bailar.
Por suerte, JiMin no tuvo que soportar violencia de ningún tipo y le benefició un poco porque las chicas se acercaban más a él, pero debía admitir que recibía montones de comentarios desdeñosos por parte de otros chicos cuando lo veían pasar y había tenido que aguantar que se rieran de él innumerables veces.
Pero eso había hecho que JiMin se volviera mucho más tolerante y se prometió que nunca daría un trato como ese a personas que, simplemente, querían de forma diferente.
YoonGi se había preparado para eso antes de aceptar salir con NamJoon. Sabía que si se comprometía con él, en algún momento tendría que enfrentarse al rechazo de la gente, a que causaría repulsión en más de uno y que no todo el mundo lo aceptaría de buena gana.
En quien más se había preocupado hacía sido en sus padres, que si ya les había costado aceptar que YoonGi no seguiría sus pasos, cuando se enterasen que se había emparejado con otro chico probablemente les daría un ataque.
Se había preparado, pensaba que estaba listo para afrontarlo, pero cuando se vio en la situación, se dio cuenta de que, aunque se hubiera hecho a la idea y que debía estar prevenido, no había nada que lo preparara para enfrentarlo.
Sucedió a principios de febrero, cuando habían salido de compras, buscando un regalo para el cumpleaños de HoSeok y YoonGi cogió la mano de NamJoon despreocupadamente mientras paseaban mirando algunas tiendas.
Habían hecho eso muchas veces antes, incluso se habían besado en la calle, ganándose muchas miradas reprobatorias, pero nunca habían tenido problemas.
Al menos hasta ese día.
YoonGi ni si quiera estaba mirando al frente, pues había visto algo en un escaparate que le había llamado la atención y estaba enseñándoselo a NamJoon. Al estar distraídos, el impacto resultó más brusco cuando alguien, de muy mala gana, se abrió paso entre los dos, empujando sus hombros y rompiendo su agarre bruscamente.
YoonGi se sintió arrastrado por la fuerza y se vio obligado a soltar la mano de NamJoon para poder mantener el equilibrio, pues de otra manera, lo habría agarrado aunque le rompieran el brazo.
A duras penas le dio tiempo a fijarse en tan maleducada persona, pero había logrado distinguir que era un hombre joven, de unos veinte años, y de una altura parecida a la de NamJoon.
De sólo haberlos empujado, YoonGi se habría enfadado y habría renegado, pero lo habría dejado estar. Sin embargo, el chico había dicho alto y claro, para que todos a su alrededor lo escucharan «asquerosos maricones» y YoonGi entró en modo bestia furiosa antes de que NamJoon tuviera tiempo ni de recuperarse del empujón.
— ¿Qué has dicho? — gruñó YoonGi, saliendo detrás del chico y deteniéndole al agarrarlo del hombro, obligándolo a que se diera la vuelta.
El tipo era alto, pero eso no intimidó a YoonGi. Montañas más grandes habían caído y YoonGi no tenía miedo a los imbéciles.
— Déjalo, Suga, no merece la pena — le pidió NamJoon, tratando de infundir paz, poniéndose detrás de YoonGi y cogiendo sus muñecas para impedir que hiciera alguna locura.
— He dicho asquerosos maricones — repitió el chico, con una mueca de desdén y un tono repugnado que hizo que YoonGi no se pudiera contener.
NamJoon lo estaba sujetando, pero YoonGi intentó lanzarse a la yugular del chico como un animal salvaje, completamente furioso. Sólo la fuerza de NamJoon le impedía conseguir sus metas.
— Debería daros vergüenza comportaros así en la calle — siguió provocando el chico, divertido al ver cómo YoonGi se revolvía en los brazos de NamJoon, intentando atacarle — Ver a dos bujarrones como vosotros me dan ganas de vomitar.
— Cierra la boca, Woo, o dejaré de protegerte de él — aconsejó NamJoon al chico, llamándolo por su apellido, mientras que empezaba a costarle retener a YoonGi.
— ¿Protegerme? ¿De ésta marica enana? — se burló — ¿Qué va a hacerme? ¿Arañarme con sus uñas de gata?
NamJoon soltó a YoonGi deliberadamente, porque, hiciera lo que hiciera YoonGi, el chico se lo había merecido con creces. Enfurecer a YoonGi nunca era una buena opción, mucho menos meterse con su altura.
El chico todavía estaba riéndose de él cuando YoonGi atacó. Le dio una patada con todas sus fuerzas en la entrepierna, consiguiendo que se doblara sobre si mismo del dolor, y cuando estuvo a punto de caerse al suelo, YoonGi lo remató con un puñetazo en el pómulo que terminó por derribarlo.
NamJoon tuvo que intervenir de nuevo para evitar que YoonGi siguiera pateándolo en el suelo.
— ¡Te voy a matar! — gritaba YoonGi, inmóvil porque NamJoon lo había rodeado por encima de los brazos y lo había levantado para empezar a sacarlo de allí. — ¡Cabronazo! ¡Vuelve a llamarme marica si te atreves! ¡No hace falta que te arregles esa nariz horrenda que tienes, ya te hago yo la cirugía a puñetazos!
Los viandantes los rodeaban y observaban la pelea acierta distancia. NamJoon estaba seguro de que alguno habría llamado a la policía, así que mientras el chico al que había llamado Woo seguía tirado en el piso retorciéndose de dolor, obligó a YoonGi a salir de allí a tirones y empujones, porque lo que quería el mayor era cargárselo a puñetazos.
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Don't you (forget about me) | NamGi |
FanficYoonGi no es capaz de recordar un nombre, no importa cuanto lo intente. Aunque en realidad no lo intenta. Si al menos lo hiciera, habría sabido desde el principio que ese desastre andante que siempre rondaba por la cafetería en la que trabaj...