Dos años más tarde.
— ¡DESPIERTA, SUGA, CARAJO! — un tirón de sábanas y una patada en el costado tiraron a YoonGi de la cama, despertándolo con tan poca delicadeza que YoonGi sabía que iba a ser un día terrible — ¡TIENES QUE IRTE A TRABAJAR!
En dos años que YoonGi no lo había estado vigilando, JungKook había sacado un mal carácter de mil demonios que no recordaba en su dongsaeng, pero no había mucho de lo que YoonGi pudiera quejarse, pues había invadido su casa y su cama nada más volver, puesto que no tenía ni donde caerse muerto.
— Creo que tus botas me han desvirgado el trasero... — lloriqueó YoonGi, levantándose del suelo con pesar, aun medio dormido y con un gran dolor en su espalda y sus nalgas.
— ¿Perdona? Tú hace mucho tiempo que la perdiste... Lo recuerdo... Estaba allí...Todavía estoy traumatizado...
— Ah, JungKook... Yo quería olvidarlo...
YoonGi entró a ducharse primero. En dos años su cuerpo había mutado del delgaducho y raquítico YoonGi a un amasijo de músculos que aun le costaba reconocer en el espejo. Nunca había tenido los abdominales tan marcados y cuando pasaran algunos meses más, lo más seguro era que los perdería.
Hacía exactamente dos meses que YoonGi había terminado su servicio militar, y su pelo aun seguía demasiado corto para su gusto, por eso trataba de llevar siempre una gorra o un beanie que disimulara un poco que era un hombre que acababa de regresar a casa después de haber servido honorablemente a su país.
Bueno... a casa... en realidad a la casa de JungKook, que había seguido exactamente en el mismo lugar durante dos años. Era eso o volver a Daegu con sus padres. YoonGi prefería infinitamente a JungKook, aunque lo despertara a puras patadas.
Había echado muchísimo de menos a JungKook, pese a haber ido avistarlo en cada permiso, y volver con él definitivamente después de tanto tiempo, era una gran paz y un gran alivio para YoonGi. Y después de todo era algo provisional, mientras esperaba a NamJoon.
Esos dos años habían sido los más duros de su vida. YoonGi a veces se paraba a pensar y sentía que los había perdido en vano, todo el trabajo, el esfuerzo... el agotamiento de entrenarse cada día, dormir apenas un par de horas, la humillación de sus superiores... pero luego recordaba a la gente que había conocido, las experiencias que había obtenido, y aunque tenía muchos malos recuerdos, también se había llevado cosas buenas.
Lo más duro había sido estar lejos de los chicos. Cada noche se acordaba de ellos, SeokJin, TaeHyung, JiMin, JungKook, HoSeok... Y NamJoon... Los extrañaba tantísimo... No había llorado nunca tanto como en aquellas solitarias noches, en completo silencio, pues siempre corría el peligro de despertar a alguien y ser el hazmerreir de todos a la mañana siguiente. El único consuelo que tenía para levantarse cada día era que faltaba un día menos para volver con ellos.
YoonGi había tenido mucho miedo de cambiar, de regresar a casa y darse cuenta que no era el mismo YoonGi que se había marchado. Le aterrorizaba que, de tanto esconderse, de tanto hacerse el duro allí en la milicia, para que nadie descubriera sus sentimientos, para que nadie fuera capaz de hacerle daño, regresara convertido en piedra.
Allí era muy difícil ser sincero. Sobre todo, porque en aquel lugar lleno de hombres preparándose para la guerra, mostrar sus sentimientos era síntoma de debilidad; y como en la naturaleza, el más débil es el que muere. Sólo los fuertes sobreviven. Allí todos debían ser fuertes como el acero, y el que no lo fuera, era abusado y humillado hasta que dos cosas sucediesen: o se fortaleciese, o se destruyese. Y YoonGi se negó por todos los medios a ser destruido.
ESTÁS LEYENDO
Don't you (forget about me) | NamGi |
FanficYoonGi no es capaz de recordar un nombre, no importa cuanto lo intente. Aunque en realidad no lo intenta. Si al menos lo hiciera, habría sabido desde el principio que ese desastre andante que siempre rondaba por la cafetería en la que trabaj...