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YoonGi empezó a despertarse, sintiendo que el sueño se le escapaba de entre los dedos y lo empujaba directo a la consciencia.

Había dormido muy poco, pero aun así se encontraba descansado y satisfecho. Estaba tan a gusto que no quería abrir los ojos. No había luces molestas ni ruidos desagradables, ni si quiera un despertador que lo arrancara de sus dulces sueños; no entendía qué lo había despertado.

Inconscientemente hizo un sonido placentero y se movió ligeramente. Estaba calentito y cómodo, sólo quería acurrucarse contra aquella fuente de calor y seguir durmiendo hasta que le doliera el cuerpo de estar inmóvil postrado en la cama.

Olía muy bien, las sábanas eran las más suaves que YoonGi había probado nunca, el colchón era más blando que el que él estaba acostumbrado y la almohada daba la sensación de estar recostado sobre una nube. Disconforme, YoonGi empezó a ser consciente que no estaba en casa y que, quisiera o no, iba a despertarse.

Finalmente, entreabrió los ojos perezosamente, y sintió cómo un fuego se prendía en su corazón y el amor le llenaba el pecho.

NamJoon se había despertado antes y había estado observando a YoonGi dormir con una sonrisa que marcaba suaves hoyuelos en sus mejillas.

— Buenos días — murmuró muy bajito, apartando delicadamente algunos mechones turquesas de su frente.

YoonGi volvió a cerrar los ojos y se acurrucó un poco más cerca de NamJoon, pese a que la cama era enorme y ellos ocupaban muy poco espacio de lo pegados que se encontraban.

NamJoon rió muy bajito, pero su pecho vibró y YoonGi lo sintió muy cerca.

— Hmmmn... — YoonGi no era una persona de mañanas y le costaba mucho desprenderse del sueño. Aun así estaba haciendo su mejor esfuerzo, porque no recordaba despertarse de mejor manera que la de aquella mañana, con los hoyuelos de NamJoon en primer plano. — ¿Qué hora es? — preguntó con voz pastosa.

— Casi las diez... Aun no vas tarde a trabajar, pero como remolonees demasiado, tendrás que correr.

— No quiero... — YoonGi hizo algunos sonidos de queja, como si fuera un niño pequeño, permitiéndose ser infantil por una vez — No quiero levantarme... Quiero pasarme el día durmiendo y quedarme en la cama contigo hasta mañana...

— ¿Ah, sí?

El tono serio y preocupado que usó NamJoon no tenía nada que ver con la sonrisa que YoonGi había visto nada más despertarse. Fue por eso que dejó de fingir ser un bebé mimado, ahora completamente despierto, y abrió los ojos para echarle una nueva mirada.

Como había supuesto, NamJoon había dejado de sonreír y volvía a mirarle tan desorientado como la noche anterior. NamJoon parecía haber dormido menos que YoonGi, e incluso le hizo preguntarse si habría dormido acaso.

YoonGi se maldijo porque había vuelto a actuar dejándose llevar por sus impulsos sin dar ninguna explicación. A esas alturas la duda debía estar carcomiendo a NamJoon tan salvajemente que debía estar a punto de desmoronarse.

— ¿Qué pasó anoche? — preguntó al fin NamJoon sin poder esperar más por YoonGi, porque tuviera iniciativa y comenzase a expresarse.

— Nos persiguió la policía — YoonGi se salió por la tangente de forma magistral...

— Y me besaste... — ...pero NamJoon no se lo permitió.

— Te besé... — admitió.

— Nos besamos...

— Sí, lo recuerdo...

NamJoon frunció los labios y YoonGi supo que no tenía escapatoria. NamJoon no iba a dejar que siguiera aplazando lo inevitable y YoonGi debía agradecérselo, porque sólo poniéndolo entre la espada y la pared, arrinconándolo como a una presa, conseguiría de él lo que quería.

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora