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Ir de compras aburría soberanamente a YoonGi, por eso sólo lo hacía cuando no le quedaba ningún otro remedio e intentaba tardar el mínimo tiempo posible. Sin embargo, a fuera en la calle hacían unos insoportables 38ºC, acababan de comer un ramen delicioso aunque ardiente como el infierno, tenían el estómago lleno y satisfecho, y dentro del centro comercial tenían puesto el aire acondicionado, haciendo que YoonGi estuviera demasiado a gusto como para querer salir tan pronto.

YoonGi era de Daegu y allí las temperaturas eran mucho más elevadas que en Seúl, pero YoonGi ya se había adaptado por completo a la capital y pensar en volver a su hogar sabiendo eso hacía que tuviera muchas menos ganas de hacer las maletas.

Sólo le quedaba una semana para tomar la decisión y YoonGi no quería ni pensar en ello.

NamJoon caminaba a su lado en un silencio cómodo mientras miraban las tiendas desde fuera, decidiendo a cual entrar. El menor había tenido razón y a aquella hora había poca gente en la calle, pero dentro del centro comercial no se daba la misma situación. Como ellos, había decenas de personas refugiándose allí del insoportable calor de las horas del mediodía.

YoonGi fingía que no se daba cuenta de la forma en la que la gente miraba a NamJoon, que no solo destacaba por su forma de vestir, si no por lo alto que era, siendo mucho más llamativo al tener a YoonGi a su lado, al que le sacaba casi una cabeza de ventaja.

Claro que YoonGi no pasaba tampoco desapercibido por su cabello turquesa.

Ignorándolos a todos, YoonGi hizo entrar a NamJoon en una de las tiendas. Como las compras eran una tarea tediosa, pero obligatoria cuando toda su ropa estaba gastada y agujereada, YoonGi tenía su propio método para hacerlo rápido y sin aburrirse demasiado.

No se detenía mucho tiempo en mirar cada prenda, si no que daba un vistazo rápido a la tienda, localizaba en seguida lo que le gustaba, lo cogía y lo compraba. Muchas veces ni se lo probaba por ahorrar tiempo.

Para NamJoon tuvo que adaptar un poco su técnica, pues tendría que revisar mejor las tallas, pero tampoco hizo una gran diferencia. YoonGi iba rápidamente de un estante a otro con NamJoon pisándole los talones. Examinaba la prenda durante un segundo, miraba la talla y a continuación tiraba la camiseta o pantalón a los brazos del menor.

En cinco minutos NamJoon estaba cargado con un gran montón de ropa y se dirigían al probador para ver cómo le sentaba. YoonGi se sentó en un sofá a esperar.

Cada poco tiempo, NamJoon abría la cortina del probador con un nuevo conjunto, esperando el veredicto de YoonGi. Cuando YoonGi veía que había escogido una talla demasiado pequeña, iba él mismo a buscar una prenda de mayor tamaño, pero casi ninguna la descartaba porque no le sentase bien a NamJoon.

No había forma de negar que NamJoon tuviera un buen cuerpo; sus piernas largas y estilizadas, sus brazos fuertes, su estatura por encima de la media y su porte elegante cuando dejaba de encorvar la espalda y se ponía recto. Aunque YoonGi no quisiera pensarlo, cada vez que lo miraba sabía que NamJoon era un hombre atractivo.

El problema de NamJoon era que no sabía sacar provecho de esas características a la hora de elegir conjunto, por eso se veía más esperpéntico que seductor. Fue por eso que YoonGi escogió ropa de color blanco y negro en su gran mayoría, para que el menor no tuviera demasiados problemas con ello. Claro que también se dejo influir por su gusto particular por lo monocromático, pero también escogió otros colores, como el rosa, porque el rosa sentaba bien a NamJoon y lo echaba un poco de menos en su cabeza.

En un par de horas, NamJoon y YoonGi iban cargados de bolsas de diferentes tiendas con el nuevo guardarropa de NamJoon, provisto de todo tipo de prendas, zapatos y complementos.

NamJoon estaba encantado con las decisiones de YoonGi y estaba de acuerdo en que se veía muy bien. Mucho mejor que antes.

— Parezco un rapero — comentó NamJoon, con una enorme sonrisa en su rostro, con los anchos pantalones cortos de deporte, la camiseta holgada de manga corta, las muñequeras y pulseras y el snapback vuelto del revés sobre su cabeza.

— Se supone que eres un rapero... Lo normal es que lo parezcas.

Aunque NamJoon se hubiera vestido a gusto de YoonGi, sus estilos no se parecían tanto como cabría esperar. La gran diferencia era que NamJoon tenía dinero y podía pasar su tarjeta de crédito sin arrepentirse para llevarse a su casa un montón de ropa de marca.

YoonGi nunca se gastaba más de 10.000 wons en ropa y a veces hasta se sentía culpable porque los podía haber utilizado en algo mejor.

NamJoon se había gastado más de 100.000 sin pestañear.

Claro que YoonGi tenía facturas que pagar, comprarse su propia comida y guardar una parte de su sueldo para poder conseguir pintura que no era nada barata. Por supuesto, la ropa era su última opción.

Y NamJoon era un niño rico de papá y mamá que podía permitirse aquellas tonterías.

YoonGi no envidiaba su situación, pero era obvio que le hacía las cosas más fáciles.

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora