Ni NamJoon quería volver a su casa ni YoonGi iba a dejar que lo hiciera.
Cuando YoonGi se levantó aquel domingo al lado de NamJoon se alegró de verlo aun dormido, cubierto únicamente por sus sábanas de algodón barato, tranquilo y relajado después de una de las noches más complicadas de lo que sería su vida.
YoonGi se levantó y tuvo cuidado de no hacer ruido para no despertarlo. A NamJoon le hacía falta descansar y YoonGi necesitaba pensar un poco en soledad mientras preparaba un poco de café y pan de molde tostado para desayunar.
De lo único que YoonGi estaba seguro era que NamJoon no iba a volver a casa con sus padres por un tiempo. Vamos, por encima de su cadáver. Había muchas cosas que los señores Kim podían haber elegido para intentar que su hijo hiciera lo que ellos creían «mejor para su futuro» pero lo que decidieron hacer había sido demasiado rastrero.
¡Dos años! El mínimo de duración del servicio militar era de dos años. Dos años que no serían un camino de rosas, y menos para alguien como NamJoon, un intelectual, moralista y sensible chico que no estaba hecho para la violencia y que rompía sin querer todo lo que tocaba. NamJoon tenía motivos de sobra para sentirse herido y YoonGi también los tenía para temer por él.
Desgraciadamente, NamJoon se había ido de casa sin nada más que lo que llevaba puesto. Nada de ropa, ni dinero, ni si quiera el teléfono móvil, por eso no había podido avisar a YoonGi antes de que había invadido su casa.
Por supuesto, YoonGi iba a darle cobijo todo el tiempo que NamJoon quisiera estar ahí, pero necesitaba proporcionarle algunas cosas de uso diario. Podrían compartir camisetas y sudaderas sin problemas, pero NamJoon necesitaría pantalones y ropa interior nuevas. Mas luego estaba la universidad. NamJoon no querría perder el año, menos si al próximo no podría volver, y para eso necesitaba estudiar, por lo tanto tenía que conseguir sus libros.
YoonGi podía apretarse el cinturón durante unos meses, podía abstenerse de comprar pintura hasta que NamJoon se fuese, pero no podía permitirse comprar los caros libros de la universidad. La única solución era entrar en el hogar de los Kim, pero de momento, la opción iba a quedarse en la lista de posibilidades.
Con todo el pesar de su corazón, YoonGi tuvo que despertar a NamJoon, hacerle comerse el desayuno, obligarlo a ducharse y vestirse y llevárselo con él a Whalien 52 al medio día, cuando empezaba su turno.
NamJoon necesitaba descanso, pero YoonGi no se atrevía a dejarlo solo en el apartamento porque estaba demasiado emocional e inestable todavía, y tal vez, si se despertaba solo, volvería a deprimirse. Pedirle a JungKook que lo cuidara tampoco le parecía buena idea, porque YoonGi temía que los señores Kim mandasen a algún matón que intentara llevarse a NamJoon y los menores no supieran reaccionar. No, YoonGi prefería llevarse a NamJoon con él.
A media tarde, HoSeok se presentó en Whalien armando escándalo porque YoonGi le había avisado que había pasado algo, pero no le dijo el qué. NamJoon tuvo que volver a explicar la historia, pero ésta vez, delante de su amigo, se hizo el fuerte y no lloró.
HoSeok también se enfadó muchísimo, pero supo mantener la compostura y usar su positivismo para que no se viniera abajo, ofreciéndose incluso a ir a buscar sus cosas.
YoonGi los miraba y pensaba que, sin HoSeok, NamJoon sería un emo depresivo de mucho cuidado.
Por la noche, cuando regresaron a casa, NamJoon estaba mucho más tranquilo y veía la situación con algo más de perspectiva, pero aun necesitaba del afecto de YoonGi para recuperarse de la impresión que le había causado.
YoonGi lo llevó a la cama y le hizo el amor de nuevo, como si sintiesen que el tiempo se les acababa y tuviesen la necesidad de aprovechar al máximo todo el que les quedaba.
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Don't you (forget about me) | NamGi |
FanfictionYoonGi no es capaz de recordar un nombre, no importa cuanto lo intente. Aunque en realidad no lo intenta. Si al menos lo hiciera, habría sabido desde el principio que ese desastre andante que siempre rondaba por la cafetería en la que trabaj...