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YoonGi consiguió convencer a TaeHyung para que le cambiara el turno al día siguiente para poder trasnochar y levantarse tarde en lugar de ir de empalme a trabajar y estar todo el día como un zombi.

JungKook y él habían quedado con NamJoon a las 9:00 pm en la estación de metro de Sinchon para coger la línea 2 hasta Seongsu.

Llegaron tarde por culpa de YoonGi, pero aun así, no estuvieron en el punto de encuentro antes que NamJoon y tuvieron que esperarlo más de diez minutos.

JungKook estaba muy nervioso y no dejaba de frotarse las manos y cambiar el peso de pie, en un extraño baile mientras que YoonGi esperaba de lo más tranquilo, con los brazos cruzados y la mirada perdida en el final de la calle, porque no sabía por dónde haría aparición NamJoon.

Una mano sobre su hombro hizo volverse a YoonGi para ver que NamJoon había llegado. JungKook se quedó mirándolo con sorpresa, viéndose algo intimidado por su altura, pese a que era más alto que YoonGi.

— Ya era hora — se quejó YoonGi con gesto hosco.

NamJoon sonrió y se disculpó.

YoonGi no pudo evitar fijarse en que NamJoon se veía muy atractivo esa noche, con unos jeans anchos y rotos y una camiseta de basket, sin las gafas y con el cabello rubio hacia atrás.

JungKook siempre estaba increíble, pues era tan guapo que quitaba el aliento, daba igual la ropa que usara o si su pelo estaba tal cual como lo tenía cuando salió de la cama, aunque no era el caso. JungKook vestía sin pensar en lo que llevaba y con ropa barata, pero mostrando orgullosamente los tatuajes de sus brazos.

Al lado de ellos dos, YoonGi se sentía insulso y feo. Sus pantalones rotos, no por moda, si no por lo viejos que eran, parecían fuera de lugar; la camiseta blanca con la bandera del Reino Unido era aburrida; los tirantes sobre sus hombros totalmente innecesarios.

Pero no iba a actuar como si le importara.

YoonGi presentó a NamJoon y a JungKook por sus nombres completos, haciendo que NamJoon sonriera de oreja a oreja al escuchar su nombre de los labios de YoonGi.

Ambos hicieron una ligera reverencia al conocerse. NamJoon le dijo que estaba encantado de conocerle. JungKook aun no era capaz de decir nada, vencido por su absurda timidez.

— JungKook sólo tiene dieciocho años ¿Tendremos problemas para entrar a la fiesta?

— Que va. Me extrañaría que hubiera vigilancia. No es un club ni nada de eso...

El viaje en metro fue largo, pero NamJoon consiguió amenizarlo. Se dirigía más a JungKook, tratando que se soltara y perdiera la vergüenza, YoonGi se sorprendió al ver cómo conseguía que el cerrado JungKook empezara a soltarse.

YoonGi se alegró de haber aceptado la invitación de NamJoon y haber hecho que JungKook viniera con él.

— Me encantaría hacerme un tatuaje, pero seguro que mis padres enloquecerían — bromeó NamJoon — Además, seguro que no aguanto el dolor.

— Con los golpes que te das en la cabeza con el marco de la puerta ya deberías ser inmune al dolor — se burló YoonGi de él, consiguiendo que NamJoon berreara por la vergüenza y JungKook riera a carcajadas.

— Suga lloró como un bebé cuando le hice su primer tatuaje — JungKook se vengó en lugar de NamJoon.

— ¿Quieres morir, mocoso? — YoonGi agarró el cuello de la camiseta de JungKook, molesto por revelar tan vergonzoso secreto.

— ¡¿Cómo?! ¿Tienes tatuajes, Suga? ¿¿Dónde??

— Nunca lo sabrás.

NamJoon se perdió en Seongsu. Estuvieron veinte minutos vagando por un barrio completamente desértico, en una zona industrial. JungKook se aferraba a los bajos de la camiseta de YoonGi, sacándosela constantemente del pantalón, temiendo que alguien saliera de una esquina oscura y tratara de atracarlos.

Don't you (forget about me) | NamGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora