La Barrera de Nuestro Amor (Miyagi x Shinobu)

CAPITULO 20 Mi más profundo deseo.

---Shinobu---

Estaba a punto de besarme cuando se aparto rápidamente de mí.

-Ouch, eso dolió Kamijou. –se sobo la cabeza.
-Profesor Miyagi, le advierto que mi hermanito tiene novio y no dejare que por sus acciones ellos lleguen a discutir. –dijo con un aura asesina.
-Pero Kamijou…
-Shinobu Satoshi te espera en el patio. –comento y me miro.
-Sí gracias, -sonreí e hice una reverencia- hasta mañana.

---Miyagi---

-Kamijou eres cruel conmigo. –comente al ver salir a mi terrorista.
-Tú te lo buscaste, -suspiro mientras recogía sus cosas- yo solo me preocupo por la felicidad de Shinobu.
-¿Y si su felicidad soy yo?
-No lo creo, pero si ese es el caso, que lo decida él y no tú.

Kamijou se fue de la oficina dejándome completamente solo. Me recosté en el pequeño sofá que teníamos y cerré los ojos.

-Miyagi. –susurro una voz.
-Shinobu, -abrí los ojos de golpe y lo encontré cerca de mi rostro- te amo tanto en verdad yo…
Trate de decirle tantas cosas pero mis palabras fueron silenciadas con un beso que me empezaba a dar. Como pude me levante del sillón y lo abrace de su cintura pegándolo más a mí.
-Shinobu-chin, te he extrañado tanto. –susurre en su oído mientras metía mis manos debajo de su camisa.
-Ahh. –gimió cuando mis manos rosaron su hermosa piel.
-¿Te gusta cuando te toco? –sonreí complacido.
-No preguntes eso viejo. –se sonrojo.

Como pude le fui quitando su ropa hasta dejarlo completamente desnudo y a mi merced.

-No es justo Miyagi, yo soy el único desnudo aquí. –comento.
-Tienes razón, -comencé a quitarme la ropa y besar su cuello- te hare el amor lentamente, para que sientas todo el amor que te tengo.

Lentamente acaricie su miembro y empecé a chuparlo mientras él se retorcía de placer.

-m-más Miyagi.

Aumente la velocidad haciendo que mi terrorista se vinera en mi boca.

-Lo siento. –se avergonzó.
-No tienes por qué disculparte, me gusta todo de ti.

Lentamente dilate su entrada y cuando sentí que estaba relajado entre de una estocada.

-Ahh, Miyagi, m-más lento. –jadeó de placer.
-Lo que me pidas lo hare. –susurre excitado mientras acariciaba sus pezones.

Tal vez fueron horas las que estuvimos juntos hasta que mi terrorista se vino en nuestros estómagos y yo dentro de él.

-Te amo Miyagi.
-Y yo a ti Shinobu-chin.

Abrí los ojos y mire que estaba acostado en el sofá, y todo estaba como lo deje, mire hacia mi entrepierna y pude notar el pequeño problemita que tenia.

“Parezco un pervertido por tener sueños húmedos”

Me dirigí al baño para poder resolver lo que tenia.

---Francesco---

Caminaba por la plaza y vi a mi querido Shinobu con ese imbécil, sin pensarlo dos veces corrí hasta él y lo abrace fuertemente.

-Shinobu, amore mío, me alegra verte de nuevo, -bese sus mejillas- ¿Te gustaron las flores?

Ese pelirrojo aparto de nuevo a Shinobu de mi lado y le planto un beso enfrente de mí. Cerré mis manos hasta volverlas puños.

-Podrías dejar de mandarle cosas a mi novio por favor. –me miro.
-No. –respondí fríamente.
-Francesco, gracias por el presente pero, solo me interesa tu amistad. –sonrió Shinobu.
-Jamás me rendiré mi amore, porque tú eres especial.
-Mira Francesco, soy un tipo pacifico pero si sigues molestando a Shinobu te las veras conmigo, ¿entendiste? –me reto con la mirada.
-No le tengo miedo a usted ni a nadie, además Shinobu es el que decide, y sinceramente le conviene estar al lado de un chico de su edad.
-Yo respetare las decisiones que tome Shinobu, así que te pido que tú también las respetes.
-Por favor no discutan, Satoshi sabes que te quiero a ti, -suspiro- Francesco eres un gran amigo solo eso. Y ahora si nos disculpas iremos a comer.

Mi niño tomo de la mano a ese imbécil y se lo llevo.

No, no y no…

Shinobu me pertenece y si tengo que llevármelo lejos lo hare, él solo se tiene que fijar en mi…

---Shinobu---

Sentí un poco raro a Satoshi así que me detuve y lo obligue a mirarme.

-No le hagas caso, yo quiero estar a tu lado.
-Shinobu, no sabes cuánto te amo en verdad. –se inclino hacia mí. -¿Puedo besarte?

Rodee su cuello con mis brazos y lo bese.

“Supongo que puedo cambiar mi destino…”