Le estaba dando los últimos toques a mi cabello cuando me di cuenta de la hora. Debía estar afuera en cinco minutos. Me alejé un poco del espejo para poder tener una visión más completa de mi aspecto. El vestido resultó ser hermoso. Marcaba mis curvas perfectamente, el toque sin un hombro lo hacía ver muy sexy, pero sin dejar de ser elegante. El fuerte tono del azul hacía que mi piel brillara. Mi cabello estaba medio recogido en un elegante moño dejando algunos mechones sueltos, esto hacía que mi cuello se viera mucho más largo y sofisticado. Llevaba unos zapatos que tomé prestados de entre las cosas de Lily con un taco bastante alto, pero no tanto como para estar incómoda toda la velada. Muy a mi pesar, debía admitir que mi caminar cambiaba con tacos puestos, se veía mucho más grácil. Me coloqué uno juego de pendientes de brillante y una gargantilla también. Mi maquillaje era sutil. Una sombra algo ahumada para resaltar el color de mis ojos, un brillo en los labios y rubor en las mejillas para no verme tan pálida. Creo que estaba bien. Tomé mi cartera y me di ánimos para salir.
Cuando estuve en la calle miré hacia ambos lados esperando alguna señal de Thomas. Nada.
Saqué mi teléfono de la cartera para ver si tenía algún mensaje de él, pero tampoco tenía nada ¿Se habría olvidado de nuestra cita? ¿Quizás se arrepintió?
Empecé a evaluar la opción de llamarlo al celular, para saber si estaba cerca o si me esperaba en otra parte, pero quizás sonaría muy desesperada. Suspiré apoyando pensativamente mi teléfono contra mis labios.
–Guau –Me sobresaltó su profunda voz desde atrás.
Volteé para ver a un muy elegante Thomas, vestido con traje. Era como si lo hubieran sacado de una revista de modelaje. Su traje, azul marino, lo hacía ver tan sofisticado que podría haber sido fácilmente el multimillonario más famoso de los Estados Unidos, o la estrella más brillante Hollywood, e iba a salir en una cita conmigo. Dios mío.
Su cabello estaba algo más controlado que lo normal. Se había afeitado, dejando al aire libre su cuadrada mandíbula. Llevaba una camisa blanca, una corbata negra y su traje. Estaba irresistible.
Sus ojos me devoraban mientras recorría cada rincón de mi cuerpo. Esta vez, a diferencia de Steven, no me incomodó, pero me avergoncé un poco. Creo que lo notó, porque mis mejillas se encendieron en seguida.
–Te ves hermosa- dijo con la voz más ronca de lo normal, yo sonreí.
–No puedo decir menos de usted, Señor Myers –Sus ojos subieron hasta los míos y los entrecerró levemente.
–Pensé que teníamos un trato.
Entonces lo recordé.
–Digo... Thomas –respondí algo tímida.
Él me dedicó una media sonrisa que causó que mis entrañas se incendiaran.
–Por favor –dijo señalando su auto, que estaba aparcado en la esquina de enfrente.
Lo seguí hasta su auto, que, por cierto, era bastante lindo: un elegante mercedes negro, con asientos de cuero color blanco invierno. Mantuvo la puerta del copiloto abierta, invitándome a pasar. No pude evitar sonreír mientras me subía. Él cerró mi puerta, rodeando el auto con paso firme hasta llegar a la puerta del piloto. Entró y cerró la puerta ¿En qué estaba pensando cuando accedí a esto? Aún estaba en territorio universitario, podía ver mi habitación desde la ventana. Aún podía escapar.
Encendió el motor y echó el cerrojo mientras me dirigía una mirada algo juguetona. Un espacio tan cerrado, sola con Thomas, con su exquisito aroma inundándolo todo, volviéndome loca, durante un viaje a Broadway de poco más de una hora ¿Qué estaba haciendo?
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Maldito destino
RomansaMailen es una chica que ha pasado por momentos difíciles, y está dispuesta a hacer cualquier cosa para que su pasado permanezca en secreto. Sin embargo, el destino tiene preparado para ella un camino lleno de baches y de sorpresas que le harán todo...