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[...]

Estábamos viendo una película de acción a la cual casi no le prestaba mucha atención gracias a Matthew que no paraba de hacerme bromas y yo tampoco paraba de reír.

Aaron nos callaba a cada rato ya que el si estaba interesado en la película. Cuando el estomago me rugió busque el recipiente de palomitas, metí mi mano en el con la intención de agarrar algunas pero me lleve con la gran sorpresa de que se habían acabado, no pude evitar mirar a Aaron con una falsa indignación.

El solo se empiezo reír y se llevó un puñado de palomitas que le quedaban en la mano a su boca con la intención de provocarme.

— ¿Matthew puedo ir a la cocina por más palomitas? — pregunté mirando fijamente a Aaron, el se limitó a asentir sonriente.

Sin más me reincorpore, casi me caigo encima de las almohadas, cuando llegue a la cocina busque por todos lados, resoplé con cierta frustración al no encontrar nada ya que en realidad las querías comer.

— ¿Que buscas?— la voz gruesa de Cameron me sobresaltó, siempre tenía la facilidad de aparecerse cuando menos uno lo esperaba.

Maldito talento el suyo.

Voltee rápidamente teniendo una imagen de el un tanto borrosa frente a mi, gracias a que que las luces estabas apagadas.

— Busco de todo menos a ti — dije bromeando, pero en cierta parte tenía algo de verdad.

— ¡Pues ya me encontraste! — soltó con sacasmo, le sonreí falsamente.

Su presencia se me hacía intolerable.

— ¿Buscabas esto? — preguntó con soberbia mientras agitaba el recipiente enfrente mío, idiota.

— Si — afirme — ¿Me lo puedes dar?— pregunte no muy segura, el no se inmutó en decir nada sólo se quedo ahí recostado en el marco de la puerta, mientras que se devoraba algunas palomitas con mucha satisfacción.

—¿A cambio de que? — preguntó con interés, dejando de comer.

—¿Como que ah cambio de que? — pregunté fastidiada — Solo son palomitas.

— ¿Sabes?... Yo estaba pensando que tal vez y tú yo, no se podríamos ir a mi cuarto un rato — sugirió como si fuese la cosa más normal de mundo — Debe ser aburrido estar ahí — señaló el mueble en el que estaban sentados Aaron y Matthew, negué.

— Que tal si vamos arriba y nos entretenemos en algo mucho más divertido — dijo con doble sentido, mirando una parte de que mi cuerpo que claramente no eran mi cara.

Sentía mi cabeza hervir de rabia.

— Mis ojos están aquí — comente señalándolos con intolerancia — Y no gracias, al fin y al cabo ya se me quitaron las ganas de comer — logre responder negando.

Camine hasta la puerta con la intención de salir y dejarlo completamente solo, pero pare en seco al sentir su brazo chocar contra mi pecho al cerrar el pase entre mi y la salida.

— No te hagas la tonta por que se nota a leguas que quieres que te haga caso, te mueres por mi, como todas... mejor aprovecha lo que te estoy ofreciendo y  déjate de ridiculeces — hablo con soberbia, rodé los ojos cruzándome de brazos, si que le había dado en la cima de su orgullo.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora