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Me tiro bruscamente en su cama, lo fulmine con la mirada y observe cada uno de sus movimientos se mantenía al pie de la cama parado, la sudadera que traía puesta se le pegaba a su cuerpo marcando sus abdominales y sus músculos.

Odiaba admitirlo pero se veía bien.

— Tienes dos opciones empezar a hablar o dejarme solucionar las cosas a mi manera, tú decides...— espetó mientras que se cruzaba de brazos, la curiosidad se despertó en mi.

Tenia la intriga de saber a qué se refería con "A su manera" aunque pensándolo bien no sonaba bien, sea lo que estuviese tramando no me convenía, opte por la primera opción.

— Ay que hablar — respondí, se sentó a mi lado en la cama.

— Como quieras — dijo mostrando una esquiva sonrisa, la cual no correspondí.

— Estuve pensando toda la tarde... — dijo, fruncí el ceño.

— ¿Pensando en que? — pregunté mostrando interés.

— En nosotros — aclaró tenso — No estoy seguro de lo que voy a decir pero enserio me importas — mi cuerpo se tenso.

— Bien.

— No voy a decir que te amo... por qué te estaría mintiendo — pauso un momento, me mantuve callada — Te quiero y se que tal vez no te suene sincero, pero de verdad lo hago, quiero que las cosas entre nosotros funcionen... quiero intentarlo ¿si? — asentí.

— Me estás pidiendo que...— me corto, lo mire de mala gana.

— No — negó —Te estoy diciendo que nos tratemos así, cuando me sienta lo suficientemente seguro, te pediré que seas mi novia y créeme, que en ese instante nunca... pero nunca te dejaré ir —  la palabra "nunca" se repitió en mi cabeza una y otra vez ¿Estaba hablando enserio?.

Las cosas de un momento a otro parecían salirme bien, el mundo por fin parecía sonreírme.

— Está bien — solté.

— ¿Solo dirás eso? — mostró un poco de  decepción, negué rindo y lo abrace.

Lo abrace, por qué me nació hacerlo.

Nos separamos unos centímetros, mire sus ojos... sus lindos ojos color avellana, esto había salido mejor de lo que había planeado.

Dude unos segundos pero después termine besándolo tierna y suavemente en los labios. Sin prisa... si apuros, mientras que mis manos se enredaban en su cabello suavemente atrayéndolo hacia mi.

— Yo también te quiero... — musité sintiéndome mal por qué del todo no era verdad, el por otro lado embozo una gran y genuina sonrisa.

Recosté mi cabeza en su pecho, cerrando los ojos por el cansancio dejándome llevar por los tenues latidos de su corazón y su irregular respiración, abrí mis ojos mirando su tonificado pecho... trace líneas imaginarias sin ningún propósito.

Me sorprendí al recibir gruñidos ahogados por su parte, le gustaba lo que estaba haciendo así que decidí seguirle el juego.
Fui deslizando mi manos hasta llegar a su pelvis juguete con el elástico de su pantalón chándal con una sonrisa traviesa en mi boca.

Mi cabeza aún seguía recostada en su pecho, lo cual no me permitía ver los gestos que hacía, recibí otro ronco gemido por su parte cuando yo metí sutilmente mi mano dentro de su pantalón, apretando ligeramente el bulto que había ahí.

— Hazlo.. — su voz sonso ronca sonó suplicante ante aquella insinuación, reí ligeramente lo tenía comiendo de mi mano.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora