16

261 34 5
                                    


— Tengo mis razones... — espete encogiéndome de hombros, me miró con desdén.

— ¿Y cuáles son esas razones? — preguntó exasperado, me mordi el labio con nerviosismo.

— No quiero y no tengo, por qué decírtelas... — solté abriendo la puerta y saliendo afuera, se me fue el aire y me quede atónita cuando lo vi seguirme.

¿Que le pasaba por la cabeza?

— ¿Estás loco? — pregunté mientras negaba, el estaba solo en bóxers y afuera hacia un frío infernal.

— Si, pero loco por ti — reí sin gracia por sus palabras, ¿acaso creía que me iba a convencer con aquellas palabras más gastadas?

— Entra antes de que pesques un resfriado, no seas idiota.

— No lo haré, si tú no vienes conmigo...— aseguró decidiendo ignorar mi insulto, vaya tolerancia la suya.

— De ante mano te diré que no voy a ir contigo, así que por mi congelate aquí afuera esperándome — aclare decidida, el me miro con incredulidad.

No iba ceder tan fácil.

— Si me da neumonía y me muero, pues estará en tú conciencia... — susurró acusadoramente, resoplé con fastidio.

No podía estar hablando enserió.

¿De verdad me estaba chantajeando de esa manera?. Estaba segura que no se iba a ir, si yo no entraba con el.

— ¿Es enserio? — pregunté ya harta, él se limitó por asentir — Está bien...— susurre de mala gana volviendo a entrar, cerré rápidamente la puerta.

— Sabia que no te irías — sonrió victorioso, yo rodé los ojos.

— Si, claro.

— Solo entre por qué no quiero cargar contigo cuando estés enfermo y mucho menos con tu "muerte " — me excusé de inmediato, el se limitó a reír y lo vi subir rápidamente por las escaleras dejándome abajo, ¿Para eso tanto quería que entrase?.

Aún no podía creer, ni mucho menos procesar todo lo que había pasado, en tan poco tiempo. Yo literalmente estuve a muy poco de hecharlo a perder todo.

¿Que mierda me pasó en la cabeza?

No puedo creer solo me haya dejado llevar por todo y me haya olvidado de Abigail. Cayendo en cuenta de que si esto no hubiese funcionado, las consecuencias hubiesen repercutido en ella  y todo por mi culpa, por no pensar con claridad.

Yo me arriesgué demasiado, me deje llevar.

— Puedes dormir conmigo si quieres — me asuste al escuchar su voz, mi vista llegó hasta el, ya se había puesto un pantalón, no tarde nada en reconocerlo y tranquilizarme.

— Debo ir a mi casa — dije negando, el frunció el ceño, me bastaron uno segundos para reaccionar y pensar en lo que estaba diciendo.

— ¡!Oh vamos¡!, son más de las tres de la mañana es muy peligroso, quédate...— murmuró con la mirada gacha — Aparte tu amigo debe estar dormido ¿Adam? ¿No?, no quedras despertarlo.

— Bueno — solté aceptando, solo por el simple hecho de que no quería ver a Adam.

— ¿Y Aaron? — pregunté, mirando el espacio que me rodeaba, había extrañado su presencia en todo el día, se me hacía extraño que no estuviese aquí, está también era su casa.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora