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El me fue quitando la ropa como a un bebé, dejándome toda a su merced, me mordi el labio inferior y decídi emparejar las cosas, le saque la camiseta por enzima de su cabeza despeinadolo un poco y volviendo juntar nuestros labios sin perder un segundo.

El tiempo se detuvo entre cada caricia y cada beso, cada gesto y toque. Cada una de estas sensaciones me hacía desear más.
No dijimos ni una sola palabra, solo nos dejamos llevar y nos fundimos ambos en un puro placer mutuo.

Nuestra pieles quemaron con cada roze y cada caricia, la necesidad de plasmar lo que sentiamos el uno por el otro se completo ahí, haciendo que todo desapareciese a excepción de nosotros dos.

Esa noche fue inolvidable, no hicimos saber todo sin decir nada... ni una sola palabra.
Y cuando todo acabó los dos términamos abrazos el uno al otro, mientras que yo sentia el palpitar iregular de su corazón.

Un sonido tan relajador e intenzo, que me hizo quedarme profundamente dormida en su pecho. Este amor, el que sentía por el me hacia sentir como en las nubes, no quería saber que se sentiria en algún momento caer.

[...]

Lo vi primero que vi al despertar fue su rostro.

Sus mejillas como de costumbre siempre amanecíam levemente rosadas y sus labios entre abiertos haciendo un sonido casi imperceptible al oído. Sus labios me pedían a gritos que los probase y no me detuve... lo hice, bese suave y rápidamente sus labios.

Mire el viejo reloj que había en la pared de madera, este decía que eran las doce de la mañana. Me quede un poco sorprendida al darme cuenta de que era muy tarde.

Tome mi blusa y me la puse, salí de la cama solo con ropa interior y busque por la habitación mi short, no estaba en ninguna parte, resople frustrada no podía desaparecer así como así.

Esto tenia que ser una broma.

Me agache para ver debajo de la cama y por mi suerte este estaba ahí, extendí mi mano y lo tome, no espere más en ponermelo.
Seguido fue al baño y me lave la cara, mojandome el cabello, cuando me quite todo rastro de sueño salí.

Deposite un beso rápido en la frente de Cameron antes de salir, vi que fruncio ligeramemhe el ceño, ya de ahí se despertaria.

— ¿Como amaneciste dormirlona? — me sobresale al escuchar la voz de Aaron detrás mio.

— Pues bien...— respondi despreocupada.

— ¿No dirás muy bien? — el levanto sus cejas de una forma graciosa, rei sin entender lo que había dicho.

— ¿Qué?

— Nada, nada —  negó mientras ladeaba la cabeza — ¿Vas a la cocina? —me pregunto cuando di la vuelta viéndome.

— Si, tengo hambre — admiti, el asintió.

— ¿Puedes despertar a Cameron por mi?  — pregunte seguidamente.

— Claro, ve... — soltó el, musite un gracias antes de irme.

Me detuve al escuchar, el sonido claro de una guitarra este provenia del cuarto de Matthew, con curiosidad fui hasta el, mis ansias de comer podrían esperar unos minutos.

La puerta de el estaba entreabierta, el se encontraba sentado al borde de su cama sin camisa mientras que tocaba aquella guitarra.

Podía distinguir la canción, era Pothograp de Edd Sheraan, sonreí inconscientemente al verlo.

— Tocas muy bien — comente, solo esas palabras bastaron para que notase mi presencia y parase de tocar, rápidamente agarro su camisa y se la puso un poco nervioso.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora