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— ¿Cariño te sientes bien? Te ves pálido...— pregunte preocupada.

— No-o, me-me duele la cabeza — negó, le toque la frente para ver si tenía fiebre, por suerte no la tenia.

— Ven vamos a adentro..— lo anime y lo tome del brazo entrando, llegamos hasta nuestra habitación, hice que cepillara los dientes antes de recostarlo y de cubrirlo con las sabanas.

Estuve acariciando su cabello, hasta que el se quedó dormido o eso creí. Me sentí un poco culpable no debí haberlo dejado ahí y haberme ido con Darlen.

— Te amo demasiado-o  —lo escuche susurrar mientra abría ligeramente los ojos, se me estrujo el corazón.

— Yo también — había sido sincera.

— No se que haría-a sin ti..— músito, mientras acaricia mi mejilla con su pulgar, cerré los ojos, se sentía tan bien... los ojos le brillaban.

— No te cambiria por nada-a — completo, no aparte mis ojos de los suyos me estaban entrando una inmensas ganas de besarlo.

— ¿Ni por alguien mejor? — pregunte sin pensar, cuando recordé lo que había hablado con Darlen.

— No, tu eres todo lo que yo necesito — estaba pensando que toda esta sinceridad venía gracias al alcohol corriendo por sus venas.

— A veces siento que esto no es real ¿entiendes? — susurre mientras rozaba mis labios en su mejilla y soltaba una lágrima.

— ¿Por que-e lo dices? —pude distinguir cierto miedo en su voz acompañado de la forma en la cual arrastraba las palabras gracias al alcohol.

— Es que tan perfecto y solo, no se. Nunca e tenido algo tan bonito en mi vida.

— Tengo miedo de simplemente caer en la dura realidad y que esto desaparezca — trague en seco.

— No-o vuelvas a decirlo, eso nunca va a pasar... Siempre estaremos juntos — no dije nada y junte mis labios con los suyos.

Aún sabiendo que eso no iba ser verdad.

— ¿Lo prometes? — pregunte tratando de convencerme, mientras que dejaba varios besos por su cuello, el se estremeció por mi contacto.

— Lo prometo — soltó y me estrujo contra el besando mi frente, no quería que esto acabase pero no podía hacer nada para impedirlo.

— Bueno... ¿Vas a dormir así? — me preguntó curioso, me llamó la atención el hecho de que ya no arrastrarse tanto las palabras como antes.

— No tengo otra ropa — me excusé riendo.

— Puedes ponerte mi sudadera, no hay problema — me sugirió señalando esta, mientras que se la quitaba.

Mis ojos se desviaron hasta su abdomen, cada vez que lo veía no podía retener esa extraña sensación en el estómago ¿nervios?.

— Bien — acepte, el me lo entrego sonriente, claro cualquier escusa para verme sin ropa.

— Descuida no voy a mirarte — hundió su cara en su almohada, sin dejar que yo le dijese algo.

Me saque velozmente la blusa que lleveba puesta y me puse su sudadera, su aroma no tardó en inundar mis fosas nasales.

Era adictivo... tenía un olor muy peculiar, me acomode rápidamente en la cama cubriéndome.

— Descansa — susurro en mi odio.

Sentí su respiración cálidamente en mi nuca, seguido de una de sus manos posarse en mi cadera, no pude evitar sentir miles de emociones y sensaciones mezcladas.

Mi respiración se agitó, cuando está empezo a dejar leves caricias en mi cintura, subiendo y bajando hasta que llegó a la altura de mi espalda, no pude evitar curvarla.

El lo dejó de hacer y soltó una sonora carcajada, gracias a mi reacción.
Le di un ligero codazo, mi respiración fue regulándose.

— ¿Que no íbamos a dormir? — dije dándome la vuelta y rozando sus labios con uno de mis dedos.

— ¿Eso podemos dejarlo para después.. ¿No? — di un gran suspiro, el nunca cambiaria.

— Tengo sueño — admiti, frunciendo los labios.

— Entiendo..—  sonaba un poco decepcionado.

— Pero, eso no significa que no puedo... hacer algo al respecto — agregue, una sonrisa aprecio al instante en su rostro.

— ¿Como que? — pregunto con mucho interés, negué riendo.

— Consentirte.

— Me encantaría que me consientas — susurro el de la misma manera.

— ¿Que no estabas un poco enfermo? — pregunte jugando, mientras arqueaba una ceja.

— No, estoy completamente sano — respondió tomando mi mano y poniéndolo en su pecho, justo en donde podía sentir los latidos de su corazón.

— ¿Seguro? —  pregunte siguiendo con el juego.

— Más que nunca — admitió.

Me mordí el labio con nerviosismo y caí en cuenta de todo.

— ¿Llevas un condon? — pregunte al caer en cuenta de la situación.

— Si.

— Osea que pensabas que tu y yo...— trate de fingir una cara de enojo, el no tardo en cortarme.

— Es la costumbre — admitió un poco avergonzado.

— No importa —dije restandolo importancia — Pero... ¿Que tal si lo dejamos para mañana? — dije bostezando ligeramente.

— ¿Y eso por que? —  pregunto rápidamente.

— Es una broma — susurre riendo y me sente en la cama frente a él, jale las sabana dejándolo solo al descubierto sonriendole de un forma traviesa.

Llevaba puesto solo unos bóxers, me agache y me acerque a él, reparti besos por todo su cuerpo mientras iba bajando dejando ligeras marcas en su piel... solo escuchaba jadeos constantes por su parte.

Baje mi mano hasta su entrepierna y empecé rozar la fina tela mientras presionaba un poco esta logrando sentir aquella erección suya que estaba formulandose.

Esta noche si que iba a ser larga.

— ¿Estas lista para la acción nena? — no pude evitar soltar una sonora carcajada.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora