14

189 44 4
                                    

[...]

Pasamos esas tres horas conversando sin siquiera tener un tema fijo, la conexión y la fluidez con la que hablamos era tan natural que simplemente no podía creer que el aún estando en su estado por mi tratarse de estar animado, el era una gran persona, de esas de las cuales no se lograba encontrar fácilmente... de esas que en tan solo un segundo por cualquier error se podía perder, cada palabra que me decía era acompañada por una sonrisa suya.

El cambio de humor que había tenido había sido abismal, parecía como si por tan solo un lapso de tiempo el se hubiese olvidado de todo. Hace ya varios minutos me había dedicado a mirarlo fijamente sin prestarle la más mínima atención a sus palabras, sin ninguna razón aparente estaba analizando cada detalle de su rostro... los gestos que hacia la forma en la cual sonreía, completamente todo.

— Es curioso sabes, justo ahora estoy sintiendo que me miras fijamente — dijo, pude notar cierto rubor en sus mejillas, se sentía avergonzado.

—¿Como lo sabes? — pregunté sin creer lo que había dicho.

— Yo solo lo sé...— respondió simplemente encogiéndose de hombros.

— Estoy empezando a creer que tienes un sexto sentido — comente bromeando, el frunció el ceño con extrañes.

— Puede que si ¿no? — soltó el abriendo las posibilidades, yo reí suavemente mientras negaba.

— Hueles bien — susurró mientras se recostaba en la cama, reí por inercia ante su comentario.

— ¿Enserio? — pregunté vacilante por qué yo no me había puesto ningún tipo de colonia o perfume.

— Si — afirmó.

— Y según tú... ¿A que huelo? — pregunté con curiosidad.

— A ti — respondió riendo obvio.

— ¿Que hora es? —preguntó, instantáneamente levante mi vista con dirección hacia el reloj, ya eran las ocho de la noche, el tiempo había pasado volando.

— La ocho — respondí con pesadez.

— ¿Tú crees que ya podré salir ? — pregunté inseguro, no sabia la respuesta.

— No se — solté — Pero iré a ver al doctor para preguntarle ¿si?... yo ya regreso — agregue y segundos después me pare, abrí la puerta para salir sin antes hecharle un último vistazo.

— Ya era hora de que te fueses — la voz neutra de Cameron me confundió, voltee enseguida y lo vi recostado en aquel sillón que se encontraba al frente de la habitación, el no se había ido en ningún momento.

— De hecho iba a ver al doctor quería preguntarle si Matthew ya podía ir a casa... — espete molesta, ante su actitud.

— De hecho ya no te molestes en ir... el puede, yo ya fui hace rato — dijo monótono.

— Te ayudó a llevarlo a casa, yo puedo ir con ustedes — dije tratando de sonar amable.

— No, no es necesario yo puedo con el — contestó con amabilidad fingida, diablos.

— ¿Por que estás molesto? — pregunté ya arta y fastidiada.

— No lo estoy — dijo negando, rodé los ojos ya que sabia que estaba mintiendo.

— ¡Si lo estás! — reafirme.

— Está bien si — afirmó con fastidio — Pero son cosas mías no es por ti — agregó.

— Bueno — dije no muy convencida, parando de insistir por qué no quería fastidiarlo más de lo que ya estaba — Pero igual, de todas maneras voy a ir con ustedes — repetí segura de mí misma, tenia que acercarme a él y no me daría el lujo de perder esta oportunidad.

DAÑARTE |C.D|™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora