|Capítulo IX|

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Te Odio

Karol Pov.

Me desperté al sentir el suave resplandor que se colaba entre las cortinas de mi ventanal. Eran las 5:32am, cuando me estiré y me dirigí al baño apresuradamente. No obstante, al sentir el frío suelo me estremecí y corrí a buscar mis pantuflas de conejito peludas.

Miré mi reflejo en el espejo del baño y una mueca horrorizada se me plasmó en el rostro cuando vi el notorio chupón en mi cuello.

Me di un fugaz baño, me vestí y me sequé el cabello. Al salir, me coloqué unas cómodas zapatillas y caminé hacia la puerta, Me precaví que no estuviera Ruggero por el pasillo, luego salí y me dirigí hacia la cocina.

Un nudo se iba formando en mi estómago al dar cada paso. Yo estaba muy nerviosa, no quería toparme con Ruggero, eso sería un momento muy incómodo para mí. Pero una pizca de curiosidad se encendió en mi interior y mi cuerpo, como si de un hechizo tratase, se dirigió a la habitación de Ruggero.

Abrí la puerta despacio no queriendo producir algún ruido, introduje en la habitación solo la cabeza, y pude ver a Ruggero dormir plácidamente. Avancé hacia su dirección con mucha perspicacia, me coloqué a un lado de su cama y lo contemplé.

Ruggero se veía muy tierno durmiendo. Se encontraba bocabajo con los brazos a nivel de su cabeza, su espalda desnuda estaba expuesta y terminaba en su cintura; en donde comenzaba la sabana, su cabello estaba despeinado y su boca ligeramente abierta. No pude evitar suspirar como tonta por él. ¿Qué me sucede?

Una inquietud me invade bruscamente. Mi mente me animaba a acariciarlo, y yo luchaba contra aquel deseo (Vamos, no pasará nada. él está durmiendo- me repetía mi mente una y otra vez)

Decidí rendirme y comencé a acercar mi mano hacia su rostro, cuando la alcancé un pequeño gemido se escapó de mis labios. Comencé a dejar caricias desde sus mejillas, su cabello, su cuello, hasta llegar a la parte baja de su espalda y volviendo a repetir el proceso de regreso. Él se giró adormilado y quedó bocarriba.

Yo mantuve mis ojos cerrados con la esperanza de que no se haya despertado, abrí un ojo para verificarlo y para la buena suerte, él seguía dormido. Continué dejando caricias pero esta vez por su espectacular abdomen ¿desde cuándo soy tan compulsiva? ¿Qué me está pasando?

Continúo bajando por su abdomen y accidentalmente remuevo su sábana dejando a la vista un poco de sus boxers, específicamente su parte frontal.

Ya no podía ver más nada que no fuera su masculinidad, que se hacía notar desde la tela de su ropa interior. Me mordí inconscientemente el labio e intenté apartar la vista pero no podía. Me sorprendí a mí misma por lo que estaba haciendo; comencé a jugar con el elástico de sus boxers juguetonamente.

De pronto, unos brazos me atrapan haciendo que me sobresalte de inmediato. Ruggero me envuelve fuertemente y me obliga a recostarme a su lado, una vez ya en la cama, me sujeta de la cintura para que no escape y coloca mi cabeza en su cuello.

-creíste que estaba dormido –susurra con los ojos cerrados.

Todavía parecía estar dormido.

-Suéltame –Espeté luchando por liberarme.

-Eres una pervertida –volvió a susurras pero esta vez con una sonrisa.

-Suéltame de una vez.

-No quiero –se quejó como un niño pequeño.

Yo luchaba con todas mis fuerzas pero era en vano.

Nuestros cuerpos estaban completamente juntos, mi cabeza reposaba entre su pecho y su cuello, nuestras piernas estaban entrelazadas y su mano sostenía mi nuca para que no me moviera de mi sitio.

Viviendo con el Enemigo ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora