|Capítulo XIV|

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Adicto Sexual (Aguslina)

Carolina Pov.

-Estabas demente –dije yo riendo.

-¿Por qué?

-Nadie en el mundo le da un beso a un desconocido así como así.

-Pues, parece que soy el único entonces –Me dio un beso.

-Aun así, confieso que me gustó.

-¿En serio? Pues, quiero recordarte que ese día volví a mi casa con una mejilla roja de la cachetada que me diste.

-Te lo merecías por abusador –me encogí de hombros.

Él me miró amenazante.

-Pero, aun así, esa cachetada me puso mucho –confesó con una sonrisa pervertida.

-Ay, por dios –cerré mis ojos –y ya volvió el adicto sexual, señores –dije como comentarista de tv.

-Solo soy adicto a ti.

Me coloré como tomate.

-Bueno, quédate aquí. Me daré una corta ducha... -dijo y se fue en dirección al baño. En pocos segundos, el agua corriendo comenzó a sonar.

Realmente, estaba un poco incomoda. Me levanté de la cama para salir de la habitación pero un quejido de Agustín me detiene.

-¡Mierda! –Dice –Caro, ¿me podrías pasar el enjuague y la toalla? Están en la gaveta inferior del armario.

Yo asentí aún más incómoda. No quería ni siquiera escucharlo bañar y ¿ahora tengo que entrar al baño?

Cogí lo que él me pidió y me dirigí hacia su dirección, entré por la puerta con los ojos cerrados y él me esperaba con la cabeza asomándose desde las cortinas de baño.

-Si no quieres entrar, puedes dejar las cosas sobre la mesilla de la esquina –apuntó con la mirada.

-s-si... -dije para después dejarlo todo en donde él me indicó.

-Gracias –dijo y continuó su baño.

Estaba decidida a salir, cuando una chispa en mi interior se encendió. Era algo de curiosidad y diversión envueltos en los brazos del erotismo y la pasión; así es como se definía a la lujuria en uno de los libros que leí y que ahora no recuerdo el nombre.

No sé cuándo, y no sé cómo pero mi cuerpo reaccionó y heme aquí parada, completamente desnuda. Caminé hacia la ducha, abrí las cortinas, entré y, en el acto, me paralicé.

En mi mente todo pareció ser más sencillo de lo que en verdad era; Solo tenía que entrar y ya, el me vería con una sonrisa y nos besaríamos con pasión.

Maldita 50 Sombras de Grey por activar mis ideas sexuales.

Él me miró asombrado, me examinó de pies a cabeza con sus ojos como platos y sus labios sexymente entreabiertos.

Mi corazón latía como un monstruo y sentí que se me iba a salir por la boca.

-Caro... -dijo asombrado.

-L-lo siento, n-no de-de-bí hacerlo –empecé a hiperventilarme.

-No, no, no –me calmó con un beso.

El beso fue lento y comenzó a subir de nivel. Su lengua entro en mi boca y yo la recibí fascinada, en cambio la mía era un poco tímida como para salir a jugar con el amigo que la venia a visitar.

Comenzó a mover sus manos por mi cuerpo, esparciendo caricias en su recorrido, continuó subiendo hasta llegar a mis senos y estrujarlos. Solté un gemido en sus labios, lo que a él le encantó.

Viviendo con el Enemigo ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora