|Capítulo II|

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Noticias Inesperadas

Karol Pov.

En el trascurso del viaje a mi casa ninguno de los dos nos atrevíamos a hablar, solamente un silencio incomodo era el adorno de aquella situación, o al menos para mí así lo era. Al llegar a mi casa, Ruggero se bajó del auto y me abrió la puerta caballerosamente. Yo agradecí en un susurro casi inaudible.

Estaba muy nerviosa, y no era para menos ¿Cómo se estaría si la persona que detestas te besa con tanta pasión y lo peor es que te guste?

Intente no hacer contacto visual pero él me sujeto de la cintura y me presionó contra él. Estábamos ahí, contemplándonos el uno al otro. Tomándome desprevenida, Ruggero me toma de las mejillas y me da un tierno beso de despedida el cual yo no dudo en seguir, Al separarnos yo baje la mirada nuevamente, Pronuncié un leve 'gracias' por haber ofrecido traerme.

Mis pies temblaban en cada paso que daba en la pasarela de mi humilde casa. Volví mis ojos hacia su dirección para mirar su partida.

Es evidente que Ruggero tiene mucho dinero. Tener un auto así sería un sueño para mí.

Busco en mi mochila las llaves. Cuando las encuentro, las introduzco por la cerradura y entro. Mis padres se encontraban en el living; mi madre sentada en el sofá con una taza de té en las manos y mi padre de pie con los brazos cruzados. Ambos se veían muy preocupados.

-¿Por qué llegas tarde, hija?- me pregunta mi mamá con un tono preocupado pero creo que no era específicamente por mi tardanza.

-Lo que pasa es que la lluvia me agarró desprevenida. Y...-dudé un poco antes de decirlo- un compañero de clases se ofreció a traerme, pero hubieron en el camino algunos inconvenientes- baje la mirada al recordar lo sucedido.

-Bueno, después hablamos de eso. Ahora hay un problema más grave- intervino mi padre seriamente.

-¿Qué sucede?- pregunté ahora un poco más preocupada. (Reza porque no te hayan visto cuando Rugge te dio ese beso en la entrada –me decía mi subconsciente)

Mi madre me vio con sus ojos cristalinos

-Cariño, tu sabes que nosotros siempre queremos lo mejor para ti ¿no?- me dice mi madre. Yo asiento.

-Pues, sabes que la casa está hipotecada para poder pagar tus estudios- continuó mi padre- pero no hemos podido pagar y por ello nos quitaran la casa- termino mi padre tristemente.

-¿¡Que!? ¡Eso no es posible! -mi preocupación aumentó precipitadamente.

-Por eso tenemos que irnos -dijo mi madre en lágrimas.

-No puede ser. Yo les ayudo a pagar... Hmm busco un trabajo, o solo...-comencé a oscilar en mis respuestas desesperadamente.

-No, cariño, escucha, Ya... tenemos una solución. No te preocupes -me interrumpió mi padre.

-¿Recuerdas a la tía Leticia? -pregunta mi madre un poco más calmada.

-La que vive en Madrid, si ¿Qué hay con ella?

-Pues, ella nos hizo el favor de contactarnos a un amigo lejano suyo y él ha aceptado contratarnos como gerentes de limpieza en una de sus mansiones.

-¿Y cuál es el problema?

-Nos tenemos que mudar tu madre y yo a Londres.-respondió mi padre

-Esperen... ¿mi madre y tú? ¿Y qué hay de mí?

-Mi niña... escucha. Tu sabes que todo esto lo hacemos por ti, ok -siguió mi padre -el amigo de tu tía nos prohibió tener que llevar mascotas o niños a su mansión o cualquier cosa de distracción...

Viviendo con el Enemigo ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora