|Capítulo XL| Final

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5 años después

Karol Pov.

Un vestido blanco. Un ramo de flores. Una sonrisa. Una lágrima. Un sueño a punto de cumplirse...

Sí, estaba en una boda. Pero no era mi boda. Al menos eso sabía yo. Miré al espejo donde el reflejo de mi mejor amiga se erguía, con su hermoso vestido sirena blanco que le cubría su escultural cuerpo.

Ella se volvió hacía mí con una enorme sonrisa.

-Ay amiga –Suspiré –, estoy tan feliz por ti –Un sentimiento me gobernó en ese momento. Mis lágrimas casi se asomaban en mis ojos.

-Yo también estoy feliz –Profirió ella –, no creí que esto llegaría a pasar –Repuso.

-¿Recuerdas que cuando nos conocimos nos prometimos jamás casarnos, y que ambas compraríamos una casa y viviríamos solas y con muchos gatos? –Ella rió.

-Sí, lo recuerdo –Su voz se quebró.

-No, no llores que me vas hacer llorar y se me arruinará el maquillaje –Repliqué.

Ella suspiró.

-Tal vez ese detalle no lo cumplimos pero nuestra promesa más significativa sí –Dijo ella sujetando mis manos con las suyas –¿La recuerdas?

-'Siempre ser las mejores amigas de toda la vida', no podría olvidarlo –Cité, recordando.

Ella me sonrió de vuelta con sus ojos cristalinos.

-No creía que me fuera a pasar pero...-se aclaró las palabras –tengo miedo –Respondió con una sonrisa sincera –, sólo que estoy tan feliz como para demostrarlo.

-Ay Caro... -La abracé –, todo estará bien. Créeme.

Al separarnos, ella me miró preocupada.

-¿Tú estarás bien? –Cuestionó.

-Claro que estaré bien –Repliqué –. Agustín es un gran chico, y sé que cuidará muy bien de mi mejor amiga –Le sonreí.

Sí, después de todo este tiempo. Finalmente ella y Agustín contraerán matrimonio. Que ironías de la vida, aún recuerdo cuando ella y yo éramos inseparables, ahora está a punto de casarse. El tiempo pasó tan rápido.

-No, Karol, no me refiero a que si estarás bien por mí –Repuso –. Me refiero a... Ti.

-¿Qué intentas decirme? –Cuestioné desentendida, pero en el fondo sabía a qué se refería.

Ella me miró apenada.

-¿Crees que no me doy cuenta de que aún no has podido superarlo? –Cuestionó y de inmediato me petrifiqué.

Unas punzadas golpeaban constantemente mi pecho como una vara dirigida a mi corazón. Mi estómago se retorció ferozmente, y por un segundo la idea de desmayarme no salía de mis posibilidades.

-Sé que muchos de ustedes me han dicho que él y yo éramos la pareja perfecta, Caro... pero no sé por qué no puedo recordarlo, no después del accidente –Repuse con mis ojos cristalinos –, además él se quedó en París con su abuelo, y yo estoy aquí en Buenos Aires –Culminé.

-Se alejó de ti porque tú se lo pediste, Karol. Los doctores aconsejaron que para tu recuperación, era necesario que no forzaras tu mente –Recordó.

Ese sentimiento de agonía había vuelto a mí; ese que me acompañaba en cada una de las noches, esas en las que no me dejaba en paz; Sentí en esos momentos cómo un vacío se hospedaba en mi alma, la sensación de perder algo que ya tenía. Ya no lo tenía más.

Viviendo con el Enemigo ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora