El Helado Favorito
Karol Pov.
Había pasado una semana desde lo sucedido con Ruggero; siete jodidos días que podría querer olvidar. Siente jodidos días en los que no he parado de dar vueltas en mi cama, pensando.
Hace tres días mis padres se enteraron del incidente con el violador... y no, no me refiero a Ruggero. El verdadero violador; Zac. Al parecer, la noticia no les cayó de lo mejor –obviamente-; me reprocharon que cómo pude protagonizar tal acto de irresponsabilidad; Me dijeron que los había decepcionado; un regaño leve, pero esa simple frase me dolió cómo en ningún tiempo hubiera creído.
Nunca mis padres me habían dado un manotazo o golpe, sólo era suficiente usar la carta de la decepción para herirme de verdad; Eso me irritaba, me hacía llorar de la impotencia.
Su histeria los llevó a querer renunciar a sus empleos en Londres para venir a Paris y certificar por sí mismos que me encontraba bien. Por suerte Margarett consiguió mermar su preocupación y le hicieron prometer que viajaría a hasta acá en cuanto pueda.
En todo este tiempo he intentado evadir a Ruggero la mayor cantidad de tiempo posible. Generalmente las veces que más nos topábamos eran en el maldito pasillo de la mansión; él simulaba no mirarme, con indiferencia, pero sé que no podía evitar cruzar miradas conmigo, siquiera sé podía ocultar el gran hilo de tensión que transpirábamos con la simple presencia del otro.
Desde que le confesé mis sentimientos a Ruggero me he sentido algo extraña, y no sólo por los incómodos encuentros con él, sino que también se me dificulta entender por qué Ruggero no me cree. No es que sea tan difícil comprender algo que ya estaba claro, pero de cierta forma sé que gran parte de la culpa es mía, y me lo merezco; merezco que me odie por no haber admitido mi amor por él cuando debí. Y todo por mi pútrido orgullo.
Okey, ya estaba algo estoica, pero era la forma de no acudir al helado de chocolate, a las películas románticas, las lágrimas y los pañuelos.
Calma Karol, no te estreses por algo tan insignificante, Algo tan insignificante e irritante, y... que amo. ¡Ugh!
Me obligo a despertar del profundo vahído que tenía lugar en mi mente sólo para encarar al impaciente empleado que tendía su mano en mi dirección para entregar mis compras. Las tomé con una mueca de disculpas.
Salí de la boutique con las bolsas de compra a unos costados de mis muslos, estas llevaban impresas nombres de reconocidas líneas de ropa. Levanté la mirada y apresuré el paso para montarme en el Ferrari de Ruggero; él chico me esperaba con sus manos metidas en los bolsillos de sus jeans con un semblante despreocupado pero atento.
En lo que a nosotros respecta, él sigue sin querer tocar el tema que me carcome los intestinos como ácido corrosivo ¿Qué es lo que sucederá con nosotros? ¿Seguiremos haciendo como si nada pasara?, no estoy de acuerdo con eso, pues cada vez que callamos e ignoramos lo que pasa, la incomodidad y la tensión se hace cada vez más espesa, y creo que podría explotar en cualquier momento.
Se veía muy apetecible; Llevaba puesta una camiseta blanca sobre su escultural torso, una chaqueta de cuero negra colgaba atrevidamente de sus hombros, sus jeans claros rasgados se encontraban enfundados en sus largas piernas, unos borcegos calzados en sus pies, y unos lentes oscuros finiquitaban su sensual estilo de chico malo.
Su mirada estaba desviada a un costado, se percató de mí cuando crucé la calzada ligeramente transcurrida por personas que iban de un lado al otro, volvió su mirada en mi dirección y se incorporó de la puerta del copiloto donde hace un instante reposaba su cuerpo serenamente.
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Viviendo con el Enemigo ||Ruggarol||
Fanfic"Este zumbido me carcome el alma; Este dilema me duerme en un sueño moribundo. ¿Qué será el amor? ¿Qué será el orgullo? Porque entre el amor y el orgullo me hallo aprisionado. Sólo espero que un beso tuyo me saque de este hoyo de pena y dolor" Se...