2.

2.2K 188 7
                                    

Lloré toda la noche en la esquina de la habitación, me veía ahí, acostada en una camilla, golpeada y agredida.

Me paré yendo hacia mi, el monitor de la pantalla decía que mis pulsaciones estaban bien y estables.

Me asusté cuando la puerta de abrió de golpe, vi como mi madre entró llorando, seguida de mi hermana.

—Es mi culpa —dijo sin parar de llorar—. Yo le dije que se fuera.

—No mamá, nadie tiene la culpa. —Le dijo mi hermana—. Alissa estará bien, despertará.

Negué con la cabeza, sabía que no me veían, nadie podía, era la verdad, no quería despertar.

El doctor entró por la puerta con lo que se supone era mi diagnóstico.

—¿Qué más tiene? —preguntó angustiada mi madre.

—No podrá tener hijos, no sabemos tampoco cuanto dure el coma, puede ser que no despierte en días, semanas, meses... años.

Mi mamá empezó a llorar demasiado, mi hermana se quedo quieta y sin expresión alguna.

Intenté tomar su mano como apoyo, no me gustaba que mi hermana sufriera por mi, siempre nos protegíamos mutuamente.

Mi mano toco la suya, podía sentir su calidez...

Pero ella no la mía.

Lara se acercó a mi temblando, me tocó una mejilla, estaba morada, la acarició suavemente y sonrió.

—Te aceptaron en la universidad, obtuviste la beca hermana.

Reí levemente al escucharla decir eso.

—Pero... despierta, por favor.

Mi sonrisa se borró.   

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora