14.

1.2K 145 6
                                    

Había estado pensando en toda mi vida desde aquel día, y más del día en el que llegué al hospital.

Quería fuerza, fuerza para levantarme y despertar de allí, para decir quién fue mi secuestrador, para poder volver a hacer contacto físico con los brazos de mi familia, o los de Nathan.

Pero es difícil.

¿Cómo iba a vivir?

Sabía que me juzgarían, lo harían. No es nada fácil salir por las calles y tener desconfianza de todos, sentir que todos te señalan, murmuran, ríen.

No quería pasar por eso, no quería despertar porque sabía que los problemas no acababan levantándome de aquella cama.

Iba a tener muchos más, y temía no poder aguantar con tanto peso en mi vida.

Temía suicidarme, y dejarle esa imagen a mis padres.

Por lo menos, ahora en mi situación iba a poder irme, librarme de todo, estaba bien. Podía ver a mis papá, a mi hermana, a Nathan aquí.

Mis papás no deberían temer tanto por lo que pasará, tarde o temprano sucederá después de todo.

Abrí mis ojos ampliamente cuando sentí, en mi fría y pálida frente, presión.

Giré hacia mi cuerpo, vi a Nathan besar mi frente delicadamente, sus labios temblaban, y sus ojos derramaban lagrimas de tristeza, se veía tan... roto.

—Una vez, de chicos, habíamos acordado viajar por el mundo, te dije que era una idea estúpida porque no teníamos dinero —rió levemente sorbiendo su nariz—. Y ahora quiero recorrer algo de este pequeño mundo contigo, pero... —tragó saliva—, si te vas, ¿con quién recorreré todo eso?

—No Nathan, por favor... —susurré—, quiero irme, no me des razones para quedarme.

—Si despiertas te llevaré a París, siempre quisiste ir allá después de todo —sonrió y yo igual—. Siempre soñaste con poner tu candado...

Caminé hasta él intentado tocar su mano.

—Nuestro candado —asintió con la cabeza apretando los ojos—. Te lo suplico, despierta —sollozó—, prometo quedarme junto a ti, estar para ti en todo momento... juro está vez no despedirnos sin decirte te amo... por favor...

Tal vez no toda la gente iba a señalarme, o juzgarme...

Aún había mucha gente como Nathan.

—Intentaré quedarme Nathan —murmuré yendo nuevamente hacia la esquina de la habitación a llorar—. L-Lo intentaré...

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora