45.

446 57 6
                                    

Nathan.

Se había ido.

La chica de la que me había enamorado ya no estaba, la que se podía decir fue mi primer amor y con la que quería crear un futuro.

Bruno estaba llorando, yo estaba seco de tanto haberlo hecho. Ya no sabía porqué más llorar.

Así era la vida supongo, no todas las veces se esperaba terminar con un felices para siempre.

El doctor y enfermeras en la habitación miraban el suelo con dolor, su trabajo consistía en la vida, esto también debía ser difícil para ellos.

La vida era tan compleja, y a la vez tan bella.

Bruno giró para salir de ahí, no quería verla así, no más. Lo empecé a seguir pero algo me dio por volver a verla. El doctor iba a subir la sábana para tapar su rostro pero...

—Es imposible... —murmuró una enfermera.

Ella... ella...

Tenía los ojos abiertos. Los ojos abiertos de verdad. Tragué saliva pensando que era una ilusión, pero cuando me pellizqué supe que no era así.

Su padre se giró lentamente tras escuchar a la enfermera.

—Está viva.

Caí de rodillas al suelo. Era mucho para mi. Empecé a temblar y llorar de alegría.

Bruno solo se quedó ahí, estático. Estaba en completo shock. Tragó saliva y retrocedió.

Pronto, ambos la vimos parpadear, estaba escaneando su entorno, luego, su vista se posó rápidamente en Bruno.

—¿Pa...pá...?

Cedió. Empezó a llorar como nunca. El doctor empezó a examinarla, cuando Bruno se acercó él le dio lugar para que la viera.

—Mi niña, Alissa... —sollozó y le dio un beso en la frente—. Hija...

—¿Qué pasó? —musitó débilmente—. ¿Qué pasó? —repitió con lágrimas en los ojos—. ¿Mamá? ¿Lara?

Bruno se quedó como piedra al escucharla llamar por su familia faltante. Se despegó de ella y le acarició la cara.

Le sonrió y ella comenzó a llorar.

—Es un milagro —susurró la misma enfermera a mi lado.

Miré hacia arriba.

«Gracias, Dios.»

Iremos a casa —musitó Bruno a Alissa.

Ella seguía llorando, gritando. Estaba empezando a recordar todo lo de Aníbal, se veía. ¿Cómo íbamos a decirle lo de su madre? Pero, aún más especialmente, ¿cómo íbamos a contarle lo de Lara?

Bruno se sentó en su cama y la abrazó cuidadosamente. Ella se puso en su pecho a llorar.

—Tuvo mucha suerte —dijo el doctor separándose para darle espacio.

Negué con una sonrisa.

—No, tuvo a Dios.

_________________________________________
Ya solo falta el final para culminar. Gracias por su apoyo muchachos.

El último capítulo tendrá una opinión mía respecto al libro, a la trama. Hice esto por una razón, ya les iré explicando.

Saludos.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora