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Ya era de noche, después de que la ayuda acabase de recoger se fueron despidiéndose de mi padre, se había pasado el día y, a partir de mañana, faltaría un día para la decisión.

Papá y Nathan tomaron asiento frente al detective Dann, quien se recargó en su silla viendo con detenimiento a los dos que estaban sentados frente a él.

—Dijo que tenía que platicar conmigo —empezó mi padre—. Me preocupa porque sonaba muy angustiado.

Dann giró a ver a Nathan, exhaló aire y se pasó la mano por el cabello ahora mirando el techo.

—Hace un rato una familia acudió conmigo porque una de sus hijas lleva desaparecida dos días —argumentó, enojado—. Mi gente encontró en su habitación una carta que venía firmada por un tan Paul.

Junté mis cejas pasmada. Era el mismo nombre con el que se mensajeaba mi hermana. Posiblemente el nombre falso que utilizó mi secuestrador.

—¿Cómo Paul? —cuestionó Nathan—. Pero...

—Era una carta de amor —prosiguió el detective bajando la mirada hacia mi padre y Nathan—. Decía que podría llevarla a otras partes del mundo si se iba con el, la chica aceptó —agarró algo de un cajón y lo aventó a la mesa—. Encontramos esto hoy.

Papá agarró el objeto y abrió ampliamente los ojos.

—Es la misma fotografía que encontraron en la habitación de Lara —dijo asustado—. ¿Qué significa esto?

—Un método de secuestro, por supuesto —respondió apretando los puños sobre el escritorio—. Lo que me tiene intrigado es que, ahora con más ganas sospecho que el asesino de Lara y violador de Alissa son la misma persona.

—Dijo que no tenía pruebas suficientes como para saberlo —comentó Nathan.

—Un amigo cerca de otra ciudad estuvo intrigado con el caso de Alissa, me parece que tenía sus sospechas de algo, me pasó un caso de hace años. Una familia con dos hijas, alguien le mandaba cartas a una de ellas. La secuestraron, logró salir con vida. Acusó a Aníbal de violación, apenas iban a declarar en su contra y, misteriosamente, la chica amaneció muerta por una supuesta intoxicación, ella había escrito una carta de suicidio. Se confirmó que era su letra y se cerró el caso.

Tragué saliva.

—En esas cartas venía el nombre de Paul también. Que casualidad que la chica se "suicidó" cuando iban a acusar a Aníbal. No tenía una mal vida, esa chica era fuerte, no hubo pruebas pero sabíamos que era aquel sujeto, era obvio que no quería ir a la cárcel —prosiguió Dann—. Además...

Mi papá se acomodó en el asiento impotente esperando lo peor.

—Juntando piezas yo y mi colega hemos llegado a una deducción muy escalofriante. Aquel sujeto escoge a la chica que va a secuestrar si tiene una hermana. Mi compañero tuvo un caso con dos hermanas, actualmente la chica que desapareció tiene una hermana y, Alissa...

Mi papá posó su codo en el escritorio y puso su mano sobre su cara.

Nathan miraba el techo negando con la cabeza.

—No es la peor parte, señor Lewin.

Papá quitó su mano para observar al detective.

—El secuestraba a todas las chicas a las que le enviaba cartas, según mi experiencia creo que después de ver a la hermana de Lara con detenimiento se obsesionó más con ella y la secuestró, claro que sabía que si dejaba a Lara libre por ahí podrían descubrirlo así que —bajó su mano y tiró un celular, el celular de Lara. Mismo que estaba desaparecido—, metió a su hija Lara al mundo de las drogas para que fuese más fácil acercarse a ella y matarla.

Me acerqué al celular, en la pantalla había un mensaje que me hizo querer llorar.

"Siento lo que te está pasando, te dejé algo que podrá hacerte olvidar todo lo malo, tú tranquila, bebé.
—Paul".

Mi papá se paró y empezó a golpear la pared.

—Su objetivo era Lara en un principio, después observó a Alissa, tuvo lo que quería, y se concentró de nuevo en Lara, en vez de violarla y que sospecharan aún más de él tras verse un poco involucrado con Alissa, decidió hacerla consumir drogas para que creyesen que por las malas influencias se suicidó, haciendo ver al mundo entero de que ella estaba mal y no hubiesen pruebas en su contra.

Nathan se paró para detener a mi papá, él estaba temblando debido a toda la información que había salido de aquí.

—Así que, no le fue suficiente jodiendo la vida de Alissa sino que, para que no fuese descubierto, mató a mi otra niña, ¿si? —inquirió mi papá con la respiración agitada—. Y, tras hacer lo que hizo él puede seguro dormir bien todas las noches con una estúpida sonrisa en la cara tras recordar todas las veces que maltrató a mis dos hijas y, como si no le bastara, acaba seguro de secuestrar a otra chica para hacerle lo mismo.

El detective asintió tristemente con la cabeza mirando en su dirección.

—Es lo que hacen los dementes —afirmó.

Vi a mi papá negar con la cabeza y giró hacia el detective.

—¿A quién seguro secuestró? Quiero hablar con sus padres.

—Se llama Britney Fay.

No...

No...

Nathan frunció el ceño mirando a mi papá.

—La conozco, conocía a Alissa, ha venido a verla —comentó él.

Todos suspiraron hondo para tranquilizar el ambiente.

—Si aquella muchacha conoció a mi hija y ha venido a verla, entonces haré todo lo posible para que sus padres puedan volver a verla —sentenció mi papá parándose recto haciéndome sacar una sonrisa con orgullo—. No dejaré que pasen por lo mismo que estoy pasando yo.

Papá salió del despacho dejando a Dann y Nathan solos.

—¿Qué harás tu, muchacho? —preguntó Dann con curiosidad.

—Usted siga trabajando para buscar pruebas y acusar a Aníbal para hacerlo pagar —dijo dándole la espalda, después giró únicamente su cabeza—. Yo me encargaré de hacérselo saber al mundo.

—¿Sabes que no puedes hacer una acusación sin pruebas, verdad? —alzó una ceja.

—Usted lo ha dicho, no está limpio del todo —apretó los labios—. Se metió con la familia equivocada.

Y sin más, Nathan salió también siguiendo a mi padre.

Giré hacia Dann, estaba sonriendo ampliamente mirando como Nathan salía por la puerta.

—Claro que si, por eso tenía que contarles esto —susurró mirando al techo—. Porque estaba seguro de que no se iban a quedar callados.

Alcé los hombros mirándolo con una sonrisa.

Él era detective, no podía andar acusando a la ligera, pero mi padre y Nathan si, ya que, eran personas que querían justicia y podían expresarse más libremente.

Exhalé aire elevándome hacia el techo y sentarme en el.

Quería permanecer aquí todavía... quería vivir.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora