19.

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7 días, 168 horas, 39 minutos, y ni rastro de mi hermana.

Vi a papá recorrer mi habitación haciendo llamadas sin parar. Se detuvo un instante y respondió una llamada.

—¿Algo? —fue lo primero que escuché decir—. No, no tengo idea. Deja de gritarme. ¡Se que es mi culpa!

Nathan se sobresaltó cuando papá estrelló su celular fuertemente contra el piso. Papá se dejó caer tapando su rostro con ambas manos.

—Soy un fracaso de padre —musitó.

—Eso no es verdad señor —respondió Nathan.

—No sabes lo doloroso que es para un padre no poder hacer algo por el bienestar de sus hijas. Es como si no hubieses hecho nada bien si algunas de ellas no es feliz.

Nathan iba a contestarle, pero cerró la boca al ver su celular.

—Es la señora Lewin —dijo.

—No estoy contigo —respondió papá.

Nathan asintió y contestó la llamada.

—¿Diga? No, tampoco tengo información. ¿Alissa...? No ha sufrido de otro ataque, está estable. Ya verá que si, todo saldrá bien.

Nathan colgó, suspiró y se sentó en el sillón mirando mi cuerpo.

Estaba recargada en una pared pensando en todo lo malo que he hecho a lo largo de mi vida. Suspiré derrotada negando con la cabeza.

¿Cómo fue esto posible? ¿Por qué demonios ingresó a un mundo de porquerías sin sentido?

—Encontraré a tu hermana, Alissa.

Miré a Nathan. Papá lo veía al igual que yo; sorprendido.

—Lo haré y podrás ver que la vida no es tan mala como parece. Siempre quedan las segundas oportunidades. Su hija, señor Lewin, puede corregirse, recapacitar. No es un mal padre, es uno bueno, y yo siendo quien ha pasado más tiempo ahora con usted puedo comprobarlo.

Mi papá sonrió, se levantó y besó mi frente.

—Tal vez no soy tan mal padre. Después de todo, estoy seguro que Alissa es feliz contigo.

Nathan se ruborizó y asintió.

—Vamos a encontrar a Lara. Lo juro.

Si tuviese que escoger a mis dos hombres favoritos en el universo, sin duda alguna los escogería a ambos.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora