4.

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En el mundo hay mucha gente hipócrita, no podía creer que tan poco sinceros eran las personas que venían a verme, era lastima, lo sabía, pero más pena daban ellos.

Rodé los ojos cuando vi a Britney entrar a la habitación.

—Que horrible estas... —murmuró apretando los ojos.

—Por lo menos no soy rubia artificial. —Le dije en un impulso.

Siguió hablando conmigo, la ignoré y me fui a sentar nuevamente a la esquina en la que siempre me encontraba.

Abracé mis rodillas mientras sentía como mis párpados querían cerrarse.

—Debo admitir que es admirable tu resistencia —escuche decir a Britney.

Levanté mi vista hacia ella.

—Tres semanas inconsciente, sufriste de un paro cardíaco... y sigues aquí.

Bajé mi mirada nuevamente.

¿Tres semanas?

—Te diré algo, no quiero quedarme —susurré.

—Te diré algo Alissa —su tono de voz capto mi atención—. Si estas pensando en irte, eres una cobarde.

Fruncí el ceño un poco enojada.

—Cobarde porque no quieres afrontar ahora la realidad de tu vida, cuando personas allá afuera, como tu padre o tu madre, están teniendo que lidiar con tu vida misma, los fragmentos que dejaste de lo que haz vivido, esta en ellos.

¿Ahora se quería volver filósofa?

—También cometí muchos errores, uno de ellos fue engañarte —Su mirada cambio, ahora era triste—. Pero estoy aquí, justo en tu habitación queriendo remediarlos. No pienso ser una cobarde.

Caminó hasta la puerta para salir, antes de que esta la cerrará la escuche decir una última oración:

—Hasta yo quiero que despiertes.

Exhale aire lentamente, no sabía quien era la verdadera Britney ahora.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora