31.

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No pidas nada Nathan, estoy tan confundida como tú. No sé porque no puedo quedarme. Estaba decidida en despertar, pero tal vez había otros planes para mí en otro lugar.

Él estaba besando mi frente, sus labios temblaban y cerraba tanto los ojos que sentía que estaba reteniendo varias lágrimas.

¿Que qué sería de él si me iba?

No lo sabía. No sabía nada porque no soy él, pero al mismo tiempo él en parte no sabe el cómo me siento justo ahora.

Todos comprendían que podría irme, me habían dicho que podía, pero solo una de ellas no me perdonaría, y no podría irme en paz si no lo hacía.

Porque sería fallarle.

—Q-Quédate —susurró aún contra mi frente—. Por favor...

Tragué saliva y me acerqué para posar mi mano contra su espalda, sé que no me sentía pero al menos yo estaba segura de que le daba consuelo.

—Ese cabrón no puede arrebatarte de mi lado por algo incoherente que hizo.

En realidad cada día me repetía constantemente la misma pregunta: ¿por qué lo hizo?

Es decir, ¿por qué secuestraba y violaba? ¿Por qué hay gente así?

Todos tenemos una vida, nadie debería de apoderarse de ella cuando quisiese.

—Van a desconectarte —musitó despegándose de mi frente—. Y esta vez no podré evitarlo...

Tragué saliva.

—La única que puede hacerlo eres tú.

Una enfermera entró y le sonrió a Nathan mientras descolgaba una bolsita y ponía otra. Ambos la observamos fijamente y suspiró para mirar nuevamente a Nathan.

—Los padres de Alissa se fueron. Está programado desconectarla en tres días. No quieren decírtelo tan directamente.

Nathan asintió tristemente mirando a la pared.

—En mi tiempo como enfermera solo había visto de estos casos en las películas —dijo alegremente—. La chica tiene suerte de tenerlos porque si ese no fuese el caso le resultaría más difícil despertar.

Nathan rió ligeramente y la enfermera se acercó para ver mi cuerpo.

—Le dieron tres días y nada más. Si me escuchas, tienes tres días para descubrir dónde está la llave que te mantiene encerrada y salir al exterior.

Sé que era diferente, pero tenía tres días para descubrir porque no podía despertar.

Tres días para ver si me quedaba o me reunía con mi hermana.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora