32.

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Di varias vueltas por mi habitación, ya era de noche y todos habían vuelto a casa. Nathan se quería quedar, pero mi mamá le dijo que estuviese tranquilo y fuera a descansar.

Después de que descubrieran a mi secuestrador y violador creo que se perdían mucho, en sus pensamientos quiero decir.

Los veía muy tristes, más porque habían tomado una decisión.

Suspiré y me senté en el suelo.

¿Por qué no podía despertar? Había decidido que si, pero internamente aún me daba miedo. Despertar sería enfrentarme a todo y todos.

Mi hermana, la persona con la que crecí había muerto. Se había ido y ese dolor aún permanecía guardado en mi corazón. Ella no tuvo la opción de permanecer o irse, simplemente le arrebataron la vida en un segundo.

Apreté los puños. Alguien la había apartado de mi lado. Sé que se metía porquería, y que tenía problemas, pero juntas pudimos haberlos superado. Quería que estuviese ahí si decidía despertar. Ella tenía un futuro y alguien simplemente se lo arrebató.

Ella y yo habíamos pasado por algo similar y que, después, nos cambió la vida.

Ella muerta y yo en coma.

—¿Qué hago? —pregunté mirando hacia arriba.

Pero también, ¿qué debía hacer?

Nadie sabía que estaba aquí, nadie sabe que ya sé todo, y la realidad me golpeará fuerte una vez despierte.

La realidad a veces puede ser asquerosa pero es prueba de que vives.

Exhalé aire y me senté en un rincón.

Las razones por las que me quería quedar eran mis padres y Nathan. Pero también eran las razones por las cuales quería irme. Mis papás no están juntos y una vida así con ellos separados es complicado, y luego está Nathan. Solo le estoy haciendo perder el tiempo, si despertase, no estaría lista para nada.

También la razón por la cual no quería quedarme era la gente, y mi secuestrador, y...

Suspiré y abracé mis rodillas.

Lamentablemente tenía más razones para irme que para quedarme.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora