17.

1.4K 154 29
                                    

—Sabía que no era penal, compraron al árbitro —escupió mi papá con desagrado.

Nathan comenzó a reír dándole la razón, estaban ambos sentados, mi papá en el sofá y Nathan en una silla frente a él. Sentada e invisible como siempre yo, a un lado de mi papá viendo felizmente como ambos interactuaban.

—Me alegra que nos estés ayudando Nathan —confesó papá tranquilo—. Debe ser difícil tener que verla así.

—Sinceramente la he visto peor —admitió mirándome.

Lo fulminé con la mirada, sabía que no podía verme, pero por lo menos me expresaba como si estuviera aquí.

—Y jamás dejó de verse hermosa.

Nathan se sonrojó y rápidamente giró a ver a mi padre. Mi papá lo miraba confundido, hasta que poco a poco fue captando ya lo dicho.

—¿Cuándo te irás, Nathan?

—En una hora más —miró su reloj—, aún es de día, así que...

—Hablaba de la ciudad.

Ambos se quedaron en silencio, Nathan suspiró.

—No regresaré señor —puntualizó firmemente.

—¿Y tus estudios? —Le preguntó papá nuevamente—. No puedes perder todo lo que llevas, escucha, Alissa no hubiese querido que detuvieses tu vida así.

Papá tragó saliva. Hace mucho que no lo escuchaba pronunciar mi nombre, sabía que le costaba trabajo hacerlo.

—Mi vida verdadera estaba aquí antes de que me fuera —dijo Nathan captando nuestra atención—. Y la deje pensando que allá me iba a ir mejor, pero sinceramente no había un día en que no dejase de pensar que todo lo que necesitaba estaba aquí —giró a ver mi cuerpo—. Con todo respeto, ella lo es todo para mí. Me importa poco dejar lo que llevo avanzando, necesitaba estar aquí, junto a ella.

La tristeza que tenía papá, se fue remplazando por una amplia sonrisa. Le seguía agradando Nathan como antes.

—Siempre me agradaste. —Le dijo seguro—. No como el otro.

—¿El otro? —preguntó Nathan confundido.

Ay no.

—Se llama Jackson. Eran novios antes de que esto pasara, pero no lo he visto aquí en el hospital tanto como tú.

Nathan agachó la cabeza.

—¿Novio...?

—Si, tenían apenas un mes. No salían y muy pocas veces lo veía por la casa.

Nathan quedó viendo a la nada. Su mirada observaba la pared, pero no dejaba de pensar que me miraba a mi, justo frente a él, era como si me mirase de frente.

—Después de todo tenía que hacer su vida —admitió Nathan regresando a la realidad.

—Espero y pueda hacerla nuevamente cuando despierte —agregó papá.

Nathan le sonrió.

—Me aseguraré de ello señor.

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora