24.

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Vi a oficiales ir de arriba a abajo en mi casa. Buscaban más que nada pistas de las relaciones sociales que tenía mi hermana, ya que, todos desconocíamos con quienes se juntaba.

Recordé un día que entré a su cuarto, ella estaba hablando con alguien por videollamada, pero antes de poder ver quien era cerró su lap de golpe y me gritó que me fuera y, que a la próxima tocara antes de entrar.

Sonreí tristemente al ver el montón de oficiales que estaban dentro de su cuarto, esculcando sus cosas.

Si que estaría furiosa.

Mamá y papá se habían ido a arreglar algo con el detective que estaba a cargo del caso de mi hermana, mientras que Nathan se encontraba vigilando a los oficiales y de paso ayudarles.

—¿Conocía bien a la señorita Lara? —le preguntó uno de ellos.

—No bien, pero si —respondió quitándose del marco de la puerta para dejar pasar a un oficial.

—Escuche, generalmente las personas como Lara...

—¿Cómo que como ella? —preguntó curioso interrumpiéndolo.

—Con secretos —respondió—. Una persona como ella debe de haber tenido siempre un escondite secreto en alguna parte de su habitación. Necesito que piense como ella.

—¿Yo? —cuestionó—. No se nada de ella en su totalidad.

Yo tampoco, es decir, eso creía.

Me puse a pensar...

Se equivocaban, Lara no era tonta para esconder algo en el primer lugar en el que buscaría uno, más bien dicho...

Corrí atravesando dos paredes hacia mi habitación. Di vuelta para verlo entero. Ella debió de esconder sus cosas aquí, pero donde... donde...

Abrí los ojos ampliamente y chasqueé los dedos. Claro.

Me agaché para ver debajo de mi cama, obvio no había nada, estiré mi brazo y toqué el suelo de madera, sentí de pronto como un tablón podía hundirse un poco, no estaba en su totalidad fijo.

Suspiré. Pude recordar cuando ella entraba al cuarto a barrer, misteriosamente siempre se ofrecía y a veces solo pasaba ligeramente la escoba por debajo de mi cama.

Corrí ahora hacia Nathan. Se encontraba sentado en las escaleras con las manos en la cabeza, pensando y pensando. Me puse delante de él y tomé sus manos.

—Nathan, quiero regresar, te lo juro que si, lo he decidido, pero debe de haber algo que tengo que hacer en donde estoy ahorita antes de regresar. Estoy aquí... y sabes donde deben buscar, por favor, por favor nota que estoy aquí.

Nathan quitó sus manos y atravesó las mías para posarlas en las escaleras, a cada lado de su cuerpo.

—Te conté de ello, por mensaje —seguí hablando—. Había sido otro mal día, ¿lo recuerdas?

Nathan exhaló aire mirando hacia el techo.

Esto no iba a funcionar.

Apreté las manos en forma de puños.

Nathan sacó su celular para realizar una llamada, nadie contestó y lo dejó en las escaleras.

Lo tomé, claro que no el real, agarré su celular de mi mundo, como si fuese un alma. Busqué la conversación de aquel día y volví a dejar el celular en donde estaba.

Se sobresaltó al escuchar la alarma que había puesto para que le prestara atención a su celular, lo desbloqueó y achicó los ojos encontrándose con aquella conversación.

Abrió la boca y la cerró mirando a todos lados.

En ese mensaje solo le había puesto que ella se comportaba muy extraño, que antes no quería estar conmigo en el cuarto y de un momento a otro cambio eso.

Nathan se levantó de golpe y fue directo a la recámara. Empezó a pisar todo el suelo del lugar.

Debajo de la cama Nathan, ¡debajo! Tu puedes... lo sabes, lo tienes.

Empezó a caminar lento, como si hubiese minas que pudiesen explotar, luego, giró hacia mi cama, se mordió el labio inferior agarrando concentración. Caminó hasta allá y se agachó tocando el tablón que había descubierto yo hace rato.

Suspiré.

Sabía que podía contar contigo Nathan.

—¡Oficial!

El oficial de hace rato corrió hasta mi habitación ante el llamado de Nathan.

—Hay un agujero bajo este tablón.

Movieron mi cama y con un cuchillo quitaron la tabla y encontraron una caja pequeña.

—¿Cómo lo encontraste muchacho?

Nathan sacó su celular del bolsillo observando una vez más nuestras conversación.

Tragó saliva.

—No tengo idea...

En el comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora