Aunque no tuviera la aprovación de mi padre, había hablado, a escondida obviamente, con mi abuela y mi mamá, sobre irme de todos modos, ya que, era una promesa que le había hecho a Kristal. Era importante, por lo menos para mí. Ellas estuvieron de acuerdo en que me fuera en junio, y así lo haría. Papá no debía enterarse de nada. Así que la cosa fue un tanto complicada, los boletos a Londres los compré por internet. Las maletas las preparé unos dos días antes de de irme y tibe que esconderlas. Dejando unas pocas prendas afuera.
El día había llegado muy rápido, mi padre estaba trabajando y sería la oportunidad perfecta. El avión salía a las nueve de la noche, por lo tanto yo tendría que salir a las ocho de casa. La despedida había llegado, mi abuela lloraba y mi madre sonreía mientras yo estaba muda. No sabía qué decir, me iría ocho meses, por un lado estaba triste, pero por el otro me encontraba saltando de alegría.
—Te voy a extrañar mucho...— Dijo mi madre rompiendo en lágrimas, mi abuela, también llorando, y yo, soltamos un "Aw" y la abrazamos.
— Yo las voy a extrañar mucho también — Sonreí mirándolas, las mujeres que más me habían apoyado en la vida. Mi madre y me abuela.
— Nena, ¿estás segura de que el dinero es suficiente? — Preguntó mi abuela.
— Creo que sí — Sollocé, observé la hora, ocho menos cuarto. No tenía mucho tiempo — Tengo que irme...— Susurré. Debía despedirme de mi abuela ya que mamá me llevaría hasta el aeropuerto. tomé las dos grandes valijas y me dirigí hacia el auto, las guardé y justo en cuanto iba a entrar en el auto mi vista se posa en la puerta. Mi padre.
— ¿Emma? — Dijo aún sosteniendo la llave entre sus manos — ¿A donde vas?
— Este...Yo...em...— Balbucié, el rió extrañamente y se acercó.
— ¿Pensabas irte sin despedirte de tu padre? — Dijo.— Mira, linda. Sé que probablemente ahora me odias, pero Emma, entiende, la empresa es todo lo que tengo a parte de ustedes...Es importante para mí.-Lo miré a los ojos, parecía sincero, arrepentido de haber dicho lo que dijo — Perdóname...—Susurró con la mirada en el piso.
— Papá...— Dije, él me miró. Lo abracé.— Cuando vuelva empezaré los cursos...— Le susurré al oído, me refería a los cursos que él tenía preparados para ayudarme con la empresa. Nos separamos y el sonrió.
— Sabía que te irías hoy...— Dijo y yo lo observé sorprendida.— Ustedes no son buenas escondiéndose de mí...— Rió — Aguarda un momento — Él buscó algo en los bolsillos de su traje negro y me entregó un sobre. Lo abrí y había dinero, mucho dinero. Eran Libras para ser exactos. Yo ya había cambiado todo el dinero que tenía y con esto, estaba segura de que me alcanzaría. Lo abracé nuevamente; pero era sabido que esto no sería así de fácil, y papá no tardó en hacerme saber que había una condición en todo esto, a la cual, sin dudarlo un momento, accedí. Antes de poder agradecerle una voz nos interrumpió.
— Joey.-Era mi madre, saliendo de la casa con las llaves del auto en las manos. Al entrar en pánico, estoy segura de que lo único que pudo decir fue: — ¿Qué está pasando?
— Papá sabe todo — Dije — Y...me dió más dinero — Reí.
— O sea que estás de acuerdo — Dijo mamá feliz.
— No del todo — La miró — Emma, decile a tu mamá la condición.
— Cuando vuelva trabajaré en la empresa. Ese es el trato —Dije. "Si vuelvo" habló una pequeña voz en mi interior. ¿A qué se refería? Luego de eso le dije adiós a papá y con mi madre nos fuimos, el camino no era tan largo y en cuestión de unos cinco minutos aproximadamente estábamos en el aeropuerto. Era difícil, dejar a mi familia un año, pero considerando lo que estaría haciendo no creo que la pase mal. El llamado para abordar el avión llegó y mi madre me abrazó fuertemente.
— Cumple tus sueños, Emma — Susurró en mi oído, literalmente llenándome de ternura. Tomé las valijas y empecé a caminar buscando la puerta correcta.